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Los Nodos de la Luna en todos los Signos del Zodiaco de la Carta Astral

El Nodo Norte es el símbolo del futuro. Representa una nueva experiencia que aún no ha sido intentada. Para el individuo, esto representa el nuevo ciclo que él ha estado buscando. Llevando consigo todas las aprensiones de lo desconocido y enfrentándose a experiencias nuevas, esta posición nodal aporta consigo una curiosa atracción magnética que empuja a las almas hacia su crecimiento futuro. Hay providencia divina en el hecho de intentar algo nuevo, y en tal caso el individuo recibe una gran ayuda por sus esfuerzos. En los niveles más profundos de su ser, él percibe un sentido de dirección. El propósito de su vida le impulsa a pesar de todos los obstáculos. De hecho, esta posición nodal es como un cuerno de la abundancia lleno de tesoros capaz de ofrecer un beneficio tras otro a medida que cada obstáculo se convierte en un peldaño que simboliza el crecimiento futuro. Simboliza igualmente la máxima área de expresión que se puede alcanzar en la vida actual y, en consecuencia, se debe interpretar de la mano de las más altas cualidades del Signo y la Casa en la que está situado. Al principio, las nuevas experiencias parecen solitarias, cuando el individuo todavía está inseguro de sus pasos. Pero no tarda en darse cuenta de que, para que las pruebas de valor a las que se somete tengan algún significado, debe afrontarlas sólo en lo más profundo de su ser, allí donde cada nueva aventura que afronta le encuentra desplegando el carácter singular de su propia y única experiencia. La novedad de todo ello crea una fascinación peculiar para el individuo. Él siempre ve ante sí dicha fascinación como si fuera la tradicional zanahoria colocada delante del burro, pero cada vez que ha creído alcanzarla, se da cuenta de que surgen nuevas y elevadas posibilidades, lo que le exige dar nuevos pasos hacia delante, someterse a mayores pruebas, experimentando un mayor deseo de continuar adelante. Pero el hombre no puede alcanzar su Nodo Norte hasta que aprende a desprenderse de su pasado, ya que su pasado representa los grilletes de su prisión kármica. El nuevo ciclo del Nodo Norte representa así un nuevo problema que no ha sido afrontado todavía. Es el descontento del hombre con la forma antigua y decadente de su pasado, junto con el gran deseo que siente por descubrir y explorar su más elevado potencial en el futuro. A cada paso que da empieza a sentirse cada vez mejor consigo mismo. Su vida adquiere un nuevo significado a medida que experimenta posibilidades que hasta entonces ni siquiera había considerado. Pero el hombre no alcanza su Nodo Norte hasta no haber viajado previamente hasta los más elevados niveles kármicos de su Nodo Sur. Debe aprender a abandonar graciosamente los hábitos repetitivos y los recuerdos que ya no sirven para un propósito útil en su vida. Debe estar dispuesto a caminar por caminos jamás hollados antes que él. La característica más extraordinaria del Nodo Norte es que, por mucho que el hombre alcance en él, siempre queda mucho más por alcanzar... ya que representa la espiral que se eleva permanentemente hacia la evolución de su dios interior.

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Nodo Norte en Aries - Nodo Sur en Libra

Todo circulo es una figura cerrada, completa en sí misma, divisibles de múltiples maneras, según sean los distintos propósitos que animan al investigador. Tradicionalmente el circulo del zodiaco se empieza (o sea, se divide) a partir del Signo de Aries (podría ser otro punto y de hecho se usan distintos inicios para diferentes intenciones y análisis) y esto comporta en sí mismo todo un oculto simbolismo que determina la linea investigadora que hay que seguir, así como los resultados que se pueden obtener. En la semilla está latente la clase de flor y fruto que se manifestará con el paso del tiempo, es decir: el inicio (la semilla) condiciona por su propia esencia todo el desarrollo posterior. En el zodiaco arquetípico Aries y su analogía terrestre la Casa 1 (los Signos son las "Casas" del Sol) están relacionadas con el Este místico, el lugar por donde simbólica y técnicamente se nos informa del propósito del alma. El amanecer y el ocaso, Aries y Libra (y por extensión las Casas 1 y 7) marcan la linea divisoria entre el día y la noche, entre el reino de la luz y el de las sombras. Esta linea divisoria es el canto de la moneda, el filo de la navaja, o en palabras de Carlos Castaneda "la raja entre dos mundos" o el periodo donde uno puede trascender la dualidad. No es gratuito que las distintas escuelas de meditación coincidan en realizar sus prácticas en estas horas. En una continua lucha entre luz y sombra es el momento en que ambas fuerzas están equilibradas, tanto en el "exterior" como en el "interior" del hombre, y éste, liberado de la tensión entre los opuestos, se puede elevar a regiones más sutiles de sí mismo. El eje nodal tiene cierta similitud con esta simbología, correspondiendo al Nodo Norte la noción del Este místico, de aurora, y al Nodo Sur la del ocaso. Aries es un Signo de inicio, y aunque se dice que la vida nace el el agua (Cáncer), eso se refiere a la forma. Cuando el ser encarna, toma el principio mental en Aries, el astral en Tauro, el etérico en Géminis, y el físico en Cáncer. Esto explica por qué -a pesar de "nacer" en Cáncer, el zodiaco se inicia en Aries. Antes de nacer hay vida mental en Aries y vida astral en Tauro, y ha sido en el plano etérico (que interpenetra los otros tres) donde se ha formado el molde del cuerpo físico. En Aries se inicia el impulso que termina en la asunción de un cuerpo físico y esto se explica en la regencia de Aries sobre la cabeza, el cerebro y el sistema nervioso central, donde se inicia toda la actividad del cuerpo físico. Aries representa la urgencia de un Logos o de una persona por ser, por eso la nota clave de Aries es la "iniciativa". Es fácil deducir, por todo lo anterior, que la posición del Nodo Norte en Aries indica el comienzo de un nuevo ciclo, posiblemente a causa de la repolización, o cambio de dirección (inversión) de la rueda zodiacal que, cuando llegue el momento oportuno, se produce en Libra, donde está situado su Nodo Sur. Inicio, o semilla, representa siempre algo en latencia, potencial, pero que todavía está por desarrollar, y esto es lo que ocurre con el Nodo Norte en Aries: toda la fuerza del impulso inicial (este impulso de orden espiritual, toma en Aries forma como idea) se concentra en su propio crecimiento. Lo más importante es manifestarse, exteriorizar el propio potencial, pasar del estado de promesa al de plena realidad. El individuo está aprendiendo a ser él mismo, a desarrollar una personalidad individualizada, a ejercer su voluntad. Trabaja con la acción y la agresión y desarrolla la autosuficiencia; cultiva la espontaneidad y la capacidad de tomar decisiones. El propósito fundamental es ser autoconsciente y todo lo demás pasa a segundo plano. Utiliza, sabiéndolo o no, a las otras personas como un "medio" para obtener experiencias y, si éstas no siguen su ritmo, se impacienta. Es poco tolerante y escasamente racional en lo que afecta a sus relaciones con los demás, en especial con su pareja. Está aprendiendo a ser, y esto comporta la difícil lección de aceptar la soledad de la propia individualidad. Si esto resulta costoso para cualquier persona, para el individuo con el Nodo Sur en Libra representa la mayor prueba a la que se puede someter.

Se asegura -en astrología esotérica- que el hombre en su incesante progreso alrededor de los distintos Signos del zodiaco llega a un momento en que cambia su propósito (se revierte la rueda) y que esto sucede en el Signo de Libra. Simbólicamente el Signo de Libra tiene mucho que ver con los pares de opuestos, con la ley de polaridad, y con el sexo entendido en nivel cósmico; es decir, cuando el hombre llega a un determinado nivel de equilibrio -una de las palabras clave de este Signo- está en situación de sintetizar las aparentes contradicciones de sí mismo y, controlando los extremos, dirigir su vida en la dirección correcta. En este momento se produce en él un cambio fundamental: pasa de controlado a controlador, e inicia, desde del punto donde se halla, un nuevo camino que eventualmente le llevará a un nuevo desequilibrio en una Octava más elevada de su personalidad. Cuando este ser intenta cambiar la dirección de su movimiento se produce un "momento" de paro, de inercia, de pasividad previa, o de pausa entre dos movimientos -no se puede cambiar la dirección del movimiento sin detenerlo- y es precisamente esta pausa o inercia lo que potencia o permite el siguiente movimiento. Pero, para que esto sea así, hay que respetar los pares de opuestos, es decir, no sirve de nada anularlos -con ello eliminamos el movimiento- sino que hay que controlarlos desde un punto de síntesis situado (simbólicamente) más arriba, creando así la figura del triángulo, la más estable geométricamente hablando, pero la más dinámica simbólicamente. El Nodo Sur en Libra es el depósito de energía y la base para que el hombre con este eje nodal pueda iniciar un nuevo camino. Cuando el equilibrio de esta base se pierde, el camino se tuerce, y éste es el gran drama de esta situación nodal. Estar equilibrado es difícil, ponerse a andar aún más difícil, pero escoger la dirección de la propia vida asusta. En este momento aparecen los principales enemigos del Nodo Sur en Libra: la duda y la indecisión, lo que produce una lucha entre la necesidad de acción del Nodo Norte en Aries, y la parálisis que comporta el miedo a equivocarse. Si a todo esto añadimos el hecho de que Aries es el primer Signo de Fuego y que este elemento implica una cualidad inspiradora, transformadora y dinámica, que se convierte en urgencia de concretar algo que todavía no se conoce muy bien (puesto que está en estado latente) es fácil comprender que este individuo haga continuas regresiones a su Nodo Sur en busca de la tranquilidad y armonía que le proporcionan un equilibrio ya conseguido, pero que sin embargo le ancla en el pasado. Pero la paz no le hace feliz por mucho tiempo, necesita de la guerra, de la acción continuada sobre sí mismo, ya que él es su campo de trabajo. En el inicio de cualquier cosa está la vida, y ésta es difícil de atar a una situación estable. Esta persona es amante de la armonía, del orden. Le es imprescindible un entorno donde, a pesar de que haya mucho movimiento (Libra es muy social) todo mantenga la calma de lo estable, de una estructura perfectamente organizada donde cada cosa tiene su lugar y su razón de ser. Cuando por alguna causa -la regularidad de lo cotidiano puede ser una- este individuo siente que se desequilibra, reacciona con violencia y aparece un tremendo caudal de cólera que ha ido acumulando durante largos periodos de estabilidad. En estas ocasiones es capaz de cualquier cosa y su instinto de conservación le hace anteponer sus deseos, pocos claros pero muy urgentes, a cualquier otra consideración, siendo capaz de destruir todo lo que, en estado ordinario, constituye la base de su equilibrio. El Nodo Sur en Libra le define como un "animal social", pero debe aceptar que su etapa más inmediata es experimentar la fase de "lobo solitario"; en otras palabras, ya no le sirve, no le es útil el cómodo refugio que le ofrece la conciencia de manada. Debe comprender que es único, desarrollar su propia individualidad y revertir toda su capacidad creativa -que es mucha- en favor del grupo, pero no ya como uno más, sino como el pionero que abre nuevos caminos, el uno que trabaja para todos manteniendo su singularidad. Sólo así encontrará sentido a su vida. Su forma de colaborar es siendo él mismo. El Nodo Sur en Libra le capacita para ver al mismo tiempo las dos caras de la moneda, le permite situarse en el centro, y desde aquí alcanzar las cimas más elevadas abriendo nuevos caminos que, posteriormente otros recorrerán. Ha de cambiar la indecisión por la iniciativa y, manteniéndose equidistante de cualquier de los dos extremos, ascender por el sendero del medio. En otros términos -más energéticos- está en disposición de equilibrar el Ida y el Pingala y ascender por el Sushuma. Conoce las fases de inspiración y espiración, lo que debe permitirle situarse en un estado de pausa -de "momentos"- entre ambas y alcanzar la plenitud de su propia unidad. Verán claramente esta analogía si recuerdan que los regentes esotéricos de Aries y Libra son Mercurio y Urano, los dos arquetipos andróginos por excelencia.

Nodo Norte en Tauro - Nodo Sur en Escorpio

El eje Tauro-Escorpio es el campo de batalla de todas las personas que aspiran a trascender los niveles emotivos y de los deseos y enfocar su vida y su acción al servicio de un propósito mayor que trasciende la propia individualidad. La idea de la muerte, la regeneración o los cambios drásticos (intrínsecos en la naturaleza de Escorpio) no representa ningún obstáculo para su progreso. Destruir la propia base, los cimientos de la personalidad o los componentes de la estructura formal y aparente de uno mismo, constituye, para la persona con esta posición nodal, el camino de la mínima resistencia. Está acostumbrada a cortar la hierba bajo sus pies, a despojarse de todo para reconocerse en su propia esencia. Escorpio es un Signo de secreto y su máxima inspiración es rasgar el velo de su propio misterio para alcanzar el conocimiento de su ser más íntimo. Se desnuda -debe hacerlo- con la secreta esperanza de hallar dentro de si ese "algo" que trasciende todo lo aparente. La búsqueda de lo permanente le conduce en el mejor de los casos, a la soledad de encontrarse a sí mismo. Llega a no ser nada, para poder ser un creador. Generar y regenerar son términos que implican creación, pero antes de llegar a estas conclusiones, antes de reconocerse como un creador, ha tenido que destruir mucho, está cansado de separar, de diseccionar, de eliminar para encontrar lo esencial. Esto le ha dado poder sobre sí mismo y sobre los demás, pero se reconoce como un destructor. Ha pasado por muchas pruebas, ha experimentado situaciones límites y ahora ansia la paz. El Nodo Sur en Escorpio sabe mucho de amor y de odio, de sexo, tanto el aspecto constructivo como el destructivo; ha roto, durante su larga búsqueda, con todo tipo de norma o escala de valores que no sea la propia, y posiblemente sepa también de magia y manipulación. Y todo este bagaje, si no está perfectamente asumido, si hay un recuerdo inconsciente de posibles malos usos de todo este caudal (¿y quién no ha hecho mal uso de algo antes de aprender a hacerlo correctamente?) esta situación del Nodo Sur en Escorpio le paraliza, le hace tener un miedo oculto, inconsciente, de mostrase tal y como cree que es, y dirige su ideal al polo opuesto, el Nodo Norte en Tauro. Ha roto tantas veces sus propios esquemas que ahora no tiene ninguno, y para coexistir con los demás usa y se adapta a los esquemas, escalas de valores y recursos de éstos, creando una situación de autoinvalidez que poco a poco va deteriorando la propia confianza. Esta persona que ha sabido llegar a la desnudez parcial o total de algunos (o de muchos) de sus aspectos epidérmicos, que se ha despojado de sus vellos que cubrían su propia luz o realidad, y por lo cual a pagado un alto precio, está ahora en condiciones de encarar la fase siguiente del proceso. Puede, y debe aportar a los demás todo el conocimiento derivado de las intensas batallas que ha sostenido consigo mismo. Ahora puede desarrollar la confianza (justificada) en sus propios recursos (en lugar de guiarse por los demás, típico de esta posición nodal); puede construir porque sabe mucho de destrucción; puede unir porque conoce lo que es separar; puede atreverse y puede osar; y también puede alcanzar un cierto grado de seguridad, puesto que en medio de tanta destrucción, ha persistido y a transmutado su móvil de deseo en voluntad. En contraste con todo lo anterior, esta persona tiene la capacidad de hallar, absolutamente en todo, la parte interna que trasciende lo fenoménico; descubre el contenido en la apariencia y se da cuenta de la perfecta relación en ambos conceptos; experimenta lo interno en lo externo, e inevitablemente se enamora de la forma. Admira la belleza de la cohesión por oposición a la destrucción y si logra captar que ésta (la belleza) no radica en las formas, aunque se expresa a través de ellas, está a un paso de descubrir el aspecto creador (divino) latente en cada manifestación formal. Las formas tienden a la perfección a través de la belleza y si el individuo con el Nodo Norte en Tauro desarrolla su sentido estético puede, por medio de él, alcanzar la máxima expresión del amor, y éste, si prosigue su avance, conducirle a la gloria de la iluminación.

La posición del Nodo Norte en Tauro y del Nodo Sur en Escorpio indica claramente la principal experiencia que se ha de desarrollar, de continuar o de culminar, según los casos; y la particular evolución del individuo está ligada a cualquier de los aspectos de lo que llamamos creación. El Signo de Tauro rige la zona de la parte superior del cuello, la nuca y la boca, así como los centros etéricos allí situados, las funciones de estos órganos. Una de estas funciones es la emisión de la voz o del sonido. En el otro extremo del eje nodal se halla Escorpio que como se sabe rige los órganos de generación, la posibilidad humana de engendrar, de dar vida, de crear. "El principio fue el verbo" y en esto están de acuerdo todas las tradiciones. El verbo es creador; es decir, los dioses crean por la Palabra, mientras que el hombre crea con sus órganos de generación. La ilusión de la forma (que impide el reconocimiento de lo real, de lo que se manifiesta a través de ella) y la consideración del sexo como única manera de creación retrasan -en algunos casos impiden- el alcanzar el grado de conocimiento que llamamos iluminación; y las personas con este eje nodal deberían meditar sobre las amplias posibilidades que con la correcta dedicación de su actividad pueden lograr. Construir es una de las palabras clave del Signo de Tauro, para ello acumula y ensambla los distintos materiales que necesita. Esta función de cohesionar o amalgamar y, en cierta medida, de poseer, representa para la persona con el Nodo Norte en Tauro la polaridad o contrapunto que le complementa. Sumar una cosa con otra implica el reconsiderarlas de la misma cualidad (no se puede sumar alfileres y elefantes); o sea, para añadir una cosa a otra no se puede especificar, sino que se han de considerar a todas como "cosas" para que sea posible sumarlas, y el resultado de esta suma será siempre "cosas". Esta consideración de cosa que adquiere cualquier elemento cuando se une a otro distinto comporta que la persona que usa ese proceder como sistema de funcionamiento vital adquiere por la misma mecánica del proceso, una distancia igual  (ya sea esto apego o desapego) respecto a cada una de las cosas en particular. Dicho de otro modo, para poder sumar (acumular) no es posible "querer" más a un elemento que a otro; y a la larga el rodearse de multitud de elementos conduce a la misma soledad que la total ausencia de ellos. Esta sutil trampa que la vida pone enfrente de la persona con el Nodo Norte en Tauro la hace comprender aquello tan sabido de que "Todos los caminos conducen a Roma": lo mismo da sumar en Tauro que restar en Escorpio; el resultado es el mismo: el desapego emocional, una de las metas últimas de este eje nodal. Este ser debe pasar por la experiencia de acumular y poseer para poder hallar en la forma -en todo cuanto le rodea- la esencia que la penetra. De lo contrario, si no sufre este proceso de descubrir lo permanente en lo efímero no puede librase del orgullo implícito en la actitud (propia del Nodo Sur en Escorpio) de buscar directamente la esencia, prescindiendo del mundo que a uno le rodea. Todo está en todo, y el mismo error lo comete el que busca sólo lo esencial como el que únicamente se interesa por lo formal. La tierra (Tauro) necesita el agua (Escorpio) que la fertiliza y ésta necesita de la contención de la tierra que la controla y le da forma. La una sin la otra poco valen. Resumiendo, el eje Tauro-Escorpio se podría sintetizar en el concepto "trabajar en profundidad", establecer la correcta relación fondo-forma, o lo que es lo mismo, la posibilidad de llegar a crear algo que posea en proporciones armónicas de esencia y substancia donde el contenedor sea la expresión exacta del contenido, para lo cual hace falta actuar según la Ley, según los principios de la creación que rigen en nuestro Sistema Solar. Para conseguirlo el hombre ha de conocer estos principios, su conciencia ha de abarcar tanto el mundo de las causas como el de los efectos, y a esta expansión de conciencia que puede conseguirse con este eje nodal, se llama iluminación.

Nodo Norte en Géminis - Nodo Sur en Sagitario

Podemos considerar a Géminis como el conocedor de las formas de la misma manera que entendíamos a Tauro como la belleza que se expresa a través de ellas. Mientras el eje Tauro-Escorpio está relacionado con la creatividad, la diagonal Géminis-Sagitario tiene que ver con el conocimiento. El Nodo Sur en Sagitario implica que previamente se ha estado en contacto, más o menos profundo, con diversas teorías; que la mente se ha enfocado en una o varias direcciones especificas; y que en mayor o menor medida, se ha progresado en alguna de estas lineas de pensamiento. En Sagitario el hombre a probado, ha recorrido distintos caminos, su impulso le ha llevado a hallar distintos senderos, y cuando uno no le satisfacía lo dejaba y empezaba otro. Ha lanzado sus flechas hacia múltiples dianas. Ha experimentado diversos ideales, y sabe del esfuerzo que representa tensar suficientemente el arco para que las flechas de su intuición alcancen la necesaria potencia para abrirse camino en la dirección deseada. Sagitario es un buscador de caminos, pero, generalmente, cuando escoge uno lo hace en detrimento de los otros. Le gusta avanzar en solitario (él y su teoría) y le es difícil, en ese momento, percibir y tener en cuenta otras posibilidades que estén al margen de su proyecto. El Nodo Norte en Géminis representa la fase complementaria a este proceso sagitariano de la aventura exclusiva y personalizada. Mientras Sagitario maneja teorías, Géminis analiza hechos. Sagitario experimenta unidades separadas (sin tener en cuenta su contrapunto de igual potencia y opuesta dirección) mientras que Géminis está inmerso en el infinito campo de las dualidades. A través de la mente divide la experiencia en dos lo que causa la polaridad, las diferencias de opinión, sea del tipo que sean. En última instancia trabaja con la dualidad de la propia mente, y aún con las dualidades superiores de la categoría de alma-mente o de espíritu-alma. Géminis es la causa de la polaridad, y ésta desarrolla la capacidad de contrastar, de discriminar; en definitiva la de crear problemas y, en consecuencia, la oportunidad de resolverlos. Géminis aprende a manejar los opuestos de manera impersonal, y esto le capacita para acercarse a la unidad en la diversidad. Todos los Signos tienen que resolver su particular dualidad pero Géminis -el Signo dual por excelencia- debe resolver en sí mismo todas las dualidades de todos los Signos. Géminis es, a todos los efectos, una puerta, y el Nodo Norte situado en este Signo indica que en su personal camino este individuo ha de conseguir alguna definida síntesis en un especifico nivel. Este proceso se repite en muchas ocasiones, en síntesis cada vez más elevadas, hasta que cerca ya del final de su ronda evolutiva, después de muchas encarnaciones, el discípulo se enfrenta a los dos pilares (Géminis) del templo de Salomón. Ha vencido todos los pares de opuestos y se prepara para pasar del aula de la ignorancia al aula de la sabiduría, el reino de la unidad. Ya no discrimina, reconoce la presencia del creador en todas las cosas, y se reconoce a sí mismo -se identifica- como parte integrante de esta unidad que todo lo interpenetra. Sabe quien es él, conoce parcialmente el propósito del plan de la creación, y se apresta a colaborar en esta dirección. A partir de este momento deja de crear con sus órganos de generación y empieza a hacerlo con su aliento a través de la fusión vibratoria de sus dos cuerdas vocales (Géminis), al igual que antes lo ha hecho por la voz en Tauro, y por la idea en Aries.

El Nodo Norte en Géminis ha de tender un puente entra la materia y el espíritu. Se polariza hacia lo material para una vez conseguida la maestría en los mundos objetivos, aprovechar esta experiencia en los mundos subjetivos. Es decir, a través del análisis y el estudio de hechos concretos por medio de la disección de todos y cada uno de los fenómenos más densos, prácticos o materiales acumula información que, en su momento, le permite descubrir las leyes por las cuales estos fenómenos se producen; la causa de la aparente dualidad y diversidad; y -consciente de que la ley es la misma en todos los niveles- halla la unidad o síntesis, no sólo en el plano objetivo, sino también en otros planos más sutiles de la manifestación; dicho de una manera más mística: "Ve al Creador en todas las cosas". Pero éste es un grado muy elevado y lo que actualmente ocurre en el nivel promedio de la humanidad, a las personas con el Nodo Norte en Géminis es que aún en la fase de inmersión en la materia, y su programa consiste en aprender a diferenciar, a discriminar, a trabajar con las dos caras de la moneda. Están desarrollando la flexibilidad, la capacidad de apreciar las distintas facetas de una misma cosa, aprende a relativizar cualquier asunto, y esto es así porque anteriormente en Sagitario estaban seguros de su "verdad", que no la contrastaban con otras verdades, eran ciegos a todo lo que no fuese su propio proyecto y esto -indefectiblemente- les ha conducido a dogmatizar. La tendencia sagitariana a la exageración, el impulso unidireccional y la fe en los propios juicios, conduce al individuo -en las primeras etapas de su evolución- a desarrollar una condición mesiánica y a tratar de imponer su "verdad" a los demás, sin reparar demasiado en los medios. La figura del inquisidor queda suficientemente descrita, y la persona con esta situación nodal debe estar atenta a no seguir esta tendencia, que es un sendero de mínima resistencia o su talón de Aquiles. Desde de un punto de vista arquetípico, siempre que consideramos el concepto puente, a cualquier nivel, nos estamos refiriendo a Géminis- Este Signo rige en el Hombre Celestial, en el Adam Kadmón, la zona correspondiente al cuello, la parte que separa el tronco de la cabeza, simbólicamente el Cielo y la Tierra. Géminis está regido por el planeta Mercurio, el mensajero de los dioses, el que tiende el puente, y todo esto es un proceso mental. Por la acción de Mercurio se elabora el puente del Arco Iris o Antahkarana, la linea de luz que une la Glándula Pineal con la Pituitaria, conduciendo a la expansión de la conciencia, a la visión clara (la clarividencia) de cualquier cuestión que se formule, y es también en Géminis -el tercer Signo del zodiaco, de triple naturaleza, positiva, negativa y neutra (Rajas, Tamas y Satwa) o de actividad, inercia y armonía- donde en última instancia (puesto que en este Signo se inició la dualidad Espíritu-Materia) se puede alcanzar la cualidad o estado del andrógino, siendo asimismo en Géminis donde se reúnen las energías de los tres canales espirituales: Ida, Pingala y Sushuma, para elevar el ser a su condición superior. El intelecto de Manas, el quinto principio del hombre, está regido por este Signo, y es a través de este principio mental, en distintos niveles o grados de expresión, donde el hombre con el Nodo Norte en Géminis va tendiendo los sucesivos puentes entre las muchas dualidades que encuentra a lo largo de su camino hasta que supere la última dualidad, la de la propia mente, y desde entonces es regido por la unidad del espíritu. Ha pasado el último puente y a unido el conocimiento de los objetos y el conocimiento puro. Géminis es un Signo de relación e intercambio y con el Nodo Norte en esta posición el individuo se ve forzado a comunicarse con los demás. No importa que en muchas ocasiones manifieste su tendencia a la soledad, a encerrarse en su propio mundo y a evadir el conflicto de las ideas; la vida le suministrará continuamente ocasiones para que pueda confrontar sus pensamientos y sus teorías con otros de distinta índole y dirección hasta que aprende a moverse con libertad en el océano de la mente. También sus necesidades de índole física y emocional se verán reducidas a lo puramente necesario. Es el principio mental el que debe desarrollar, y le será muy difícil evadir, si es que puede, este campo o ámbito de entrenamiento. La comunicación verbal, la expresión y la creación por la palabra están enfatizadas al máximo, y controlan y condicionan la manifestación de este individuo, tanto en su expresión emotiva, como en su desarrollo físico. El contenido de la palabra es su alimento, lo que le hará crecer. Géminis es el tercer Signo del zodiaco y Sagitario el noveno, siendo el seis (Quirón regente de Virgo, el maestro alquímico interno) el intermedio o puente. Este último número corresponde al sello de Salomón o doble triángulo invertido. Sabiduría en ambos mundos es la clave de esta posición de los Nodos, tanto en una dirección como en otra, como se verá al estudiar el Nodo Norte en Sagitario.

Nodo Norte en Cáncer - Nodo Sur en Capricornio

El Signo de Cáncer simboliza la conciencia de masa, el inconsciente y la respuesta colectiva que el ser humano da a los distintos hechos y situaciones. Esta expresión genérica del conjunto humano se debe a su origen común y a su desenvolvimiento similar, producto de la ancestral herencia que significa el hecho de que todos los hombres cuando encarnan -por primera vez- lo hacen bajo el Signo de Cáncer. Esto ha moldeado de forma análoga a toda la humanidad, el cuarto reino de la naturaleza. Observen la analogía entre el la cuarto Signo del zodiaco, Cáncer, y el cuarto reino. Por muy distinto que un hombre sea de otro hombre, tienen en sí mucho más en común que con los otros reinos de la naturaleza: el mineral, el vegetal y el animal. Este sustrato, código genético o herencia que enlaza en continuidad a toda la humanidad y justifica que puede considerársela como un todo, se originó en lo que llamamos Cáncer. Este vinculo de unión fue útil mientras el ser en ciernes evolucionaba en los citados reinos mineral, vegetal y animal, donde dar una respuesta colectiva facilitaba la supervivencia de la especie, pero al renacer como ser humano por primera vez en el Signo de Cáncer, se produce el principio de diferenciación en el vehículo de la conciencia. El símbolo de Cáncer es un cangrejo, animal a medio camino entre el agua y la tierra, entre lo denso y lo sutil, entre los peces y el escorpión, los dos otros Signos de la trilogía del Agua, lo que simboliza perfectamente este principio de diferenciación. Con el tiempo, y después de muchos renacimientos, el hombre a través de la experiencia ha ido consolidando su individualidad, y aunque todavía responde a llamadas o impulsos arcaicos, por lo general puede orientar su conducta de acuerdo a instancias más personalizadas. Ha roto, o está en proceso de romper, el cordón umbilical que le ata a la Conciencia Colectiva, y puede encaminarse a la consecución de la plena conciencia individual. El siguiente paso, alcanzar la supraconciencia, que está simbolizado por el Signo de Leo, la regencia natural del Sol, el símbolo del  principio espiritual. La Luna, regente de Cáncer, refleja la luz del Sol. Es pues en este Signo es donde este reflejo solar proyectado sobre el inconsciente colectivo inicia el proceso de diferenciación. Donde no hay luz no hay contraste y, en consecuencia, no existe percepción alguna. Cáncer es el cuarto Signo del zodiaco, y siempre que se menciona este número se entra en relación, directa o indirecta, con el concepto forma y apariencia, que vela al concepto cualidad (el tres) de la misma manera que éste oculta la noción de vida (el uno). Opuesto se halla Capricornio, el décimo Signo, y ya se sabe que el número diez es considerado el número perfecto, es el uno más el cero, o dicho de otra manera, el punto dentro del circulo, el símbolo del Sol. Hace falta alcanzar la décima iniciación para llegar a ser un Logos creador. Está claro pues que el número cuatro y el diez son, como todos los pares de opuestos, dos caras de la misma moneda. Cáncer y Capricornio son las dos puertas del zodiaco. Cáncer es la entrada en la rueda de las encarnaciones. La esencia entra en substancia para adquirir experiencia, es decir, para hacerse autoconsciente de su propia realidad, mientras que Capricornio es la puerta de salida una vez lograda esta plenitud de conciencia. Así el propósito del Nodo Norte en Cáncer se puede decir que es fundirse con la forma, con todo lo manifestado, para que de esta manera reconocerse uno mismo como la vida que anima todo lo aparente. La función de esta posición nodal es expandirse en todas las direcciones y percibir las múltiples apariencias que la vida muestra en su manifestación. La riqueza y variedad de las formas cautiva, y se puede, durante un periodo muy dilatado de tiempo, vagar de un lugar a otro, de un estimulo a otro, experimentar infinidad de sentimientos, y reaccionar a las numerosas pruebas, penas y alegrías que se encuentran en este extenso deambular. Todo esto es necesario para concretar, endurecer y pulimentar; es decir, para objetivar la propia subjetividad. Sólo así, reconociéndose como una identidad subjetiva (al margen de la propia apariencia) puede este ser ver la subjetividad, la esencia en las apariencias de los demás, y descubrir que a este nivel esencial no hay diferencia entre uno y los demás. Cuando uno descubre que sólo la forma (la apariencia) y la mayor o menor conciencia que de ello se tiene es lo que separa a unos seres de otros, ha llegado el momento en que puede pasar por la puerta de Capricornio y vivir plenamente -posea apariencia formal o no- en el nivel que le es propio, el de un ser autoconsciente.

Conceptualizar el eje nodal Cáncer-Capricornio no es nada sencillo y se podrá pensar, en un análisis superficial, que sus funciones están invertidas. Cáncer es, como se sabe, un Signo doméstico, fuertemente ligado al hogar, a los padres, y en general a todo lo que se entiende por tradición, herencia, o incluso ancestralidad; es decir, Cáncer mira siempre hacia atrás. De esto se puede deducir fácilmente que su propósito va encaminando en la búsqueda de sus orígenes, y esta intención demuestra claramente el principio de individualidad, busca su esencia porque de alguna manera y en algún grado tiene ya un concepto de sí mismo separado de los demás; o sea, este anhelo de ser aglutina en torno suyo la parte de materia física, astral o mental que le es propia, que posee su misma vibración, o que es de su íntima cualidad e intención. Esto proceso conforma su yo real, en el cual se reconoce y al cual usa como vehículo diferenciado, encontrándose aquí la aparente contradicción. La persona con el Nodo Norte en Cáncer se sumerge en la conciencia de la masa, se funde, se dispersa o se fusiona con todo el océano de materia, en sus distintos grados de densificación, y, paradójicamente, esta sincronización de sí mismo le permite ir concretando, a medida que entra en contacto con todos y cada uno de estos diferentes niveles, su propia realidad. Aparentemente es un ser social, pero en realidad su propósito, que puede ser inconsciente, está centrado en construirse a sí mismo. Es la madre que defiende a sus hijos (no a todos los "hijos") porque éstos forman parte de su realidad. Esta fase de desarrollo se podría definir como un egoísmo necesario; bien entendido que para este ser la construcción de su propio ego es lo más urgente y en definitiva, su propósito y lo que debe hacer de inmediato. La misión del Nodo Norte en Cáncer consiste en concretar, estratificar, delimitar y diferenciar la propia realidad y también la realidad colectiva. Sólo por medio del contraste se pueden diferenciar, apreciar dos cosas que en esencia son iguales, y éste es el paso previo a la toma de conciencia. Cáncer es, en este nivel de manifestación, la analogía en el proceso cósmico de la creación de la fase donde el deseo de manifestarse del Creador toma forma concreta por primera vez. Cáncer simboliza las "aguas" del espacio, y donde el caos intenta un principio de organización, el momento cuando la apariencia refleja, está en armonía, con el propósito o "código genético" del Creador. El peligro de esta posición nodal está en construir un "mundo" demasiado pequeño. La urgencia por "ser", el miedo a desintegrar ese yo presentido en la vastedad de las aguas de la experiencia, puede conducir a este ser a cerrar prematuramente su circulo, a encerrase en su caparazón y a no desarrollar al máximo sus capacidades, propósitos o código genético. La conciencia de sí ofrece seguridad, y ante el reto de "perderse" en una realidad más amplia, muchos optan por permanecer separados del resto. Lo contrario del egoísmo es el amor desinteresado, y esta dicotomía la han de afrontar, en un momento u otro, todas las personas con el Nodo Norte en Cáncer. Aquí es donde entra en juego Capricornio. Este Signo de Tierra acostumbra a conseguir el éxito en cualquiera que sea su propósito, y éste puede ser material o de índole espiritual, por lo general primero uno, y más tarde el otro, cuando la persona se da cuenta de que los éxitos materiales, a largo término, no le satisfacen o no llenan su vacío. Al individuo con el Nodo Sur en Capricornio no le es fácil alcanzar la cima, ser el centro de su propio mundo, porque todo su interés está centrado en esta dirección. Se fija una meta y ordinariamente la consigue. Tiene dones de dirigente y se mueve con comodidad en un ámbito de personas menos autodirigidas que él, y que se conforman en su pequeña galaxia. Como su propósito es claro, las relaciones con los demás seres no alteran (o si lo hacen es mínimamente) su camino. Se reafirma constantemente en la dirección que ha tomado, y dependerá de la amplitud de su conciencia el que esta voluntad de llegar a los más alto les sea útil a los demás, convirtiéndose en un organizador y director del propósito general, o bien que solamente esté dirigido a su propia gloria personal. En ambos casos, y hasta que no se orienta espiritualmente, sigue su camino al margen de los demás, lo que indefectiblemente limita la amplitud de sus logros al especifico nivel de lo fenoménico. La tendencia del Nodo Sur en Capricornio es a lograr la propia ascensión sin tener en cuenta a los demás, en el mejor de los casos; cuando no a lograrla a costa de los otros. Y esto, que al principio acelera el avance personal, se convierte más tarde en el obstáculo que imposibilita el propio crecimiento, ya que llegado a un cierto nivel, el desarrollo personal está estrechamente ligado al desarrollo general. El Nodo Sur en Capricornio provee al individuo -como algo natural para él- de una tendencia unidireccional al propio crecimiento, lo cual es imprescindible para afrontar con éxito la posición del Nodo Norte en Cáncer y la inmersión en el océano de la conciencia de la masa o inconsciente colectivo que esto supone. Si para salvaguardar su identidad rehúsa bajar a los abismos de lo informe significa que se refugia en su Nodo Sur y detiene su progreso. Si por el contrario aporta su capacidad para ordenar el caos y la imprecisión de los impulsos atávicos de la colectividad, se convierte (aun sin él proponérselo) en punto de referencia de otras personas menos centradas o individualizadas que él. La estabilidad en el propósito y la perseverancia, típicas de Capricornio, son la contrapartida necesaria y el catalizador apropiado para la formación de un sistema solar, y para lo que es su mayor analogía: un ser humano individualizado y autoconsciente. Trabajar con el Nodo Norte en Cáncer implica ampliar la conciencia personal hasta que el círculo de la propia individualidad incluye a todos nuestros semejantes.

Nodo Norte en Leo - Nodo Sur en Acuario

El Signo de Leo simboliza a los reyes -en el plano material- y a los iniciados -en el plano espiritual. Esta afirmación no es nada gratuita y la principal razón de que esto sea así radica en que el Sol es el regente de este Signo en sus tres niveles de expresión: el de la personalidad, el del alma, y el del espíritu. O dicho de una manera técnica, el Sol es el regente de Leo tanto en astrología ortodoxa, como en astrología esotérica o como en la jerárquica. Hasta donde estas divisiones son válidas, y cómo se manifiesta el Sol en cada uno de los niveles, es un tema complejo pero de imprescindible estudio para los investigadores de los mundos de las causas. El Sol es el centro de su propio sistema, al que da vida, luz y calor, y alrededor del cual giran los distintos planetas que muestran, cada uno según su peculiaridad y grado de evolución, la gloria del Creador del sistema al que pertenecen. Leo y el Sol tienen mucho que ver con el corazón. El Sol es el centro del sistema y el corazón el centro del ser humano. El corazón y el amor -se sabe de siempre- son dos conceptos indisolubles, siempre han estado unidos. Para entender lo que Leo significa no se puede olvidar en ningún momento la relación Sol-Centro-Corazón-Amor. Meditando sobre esta secuencia se hallará mucha luz sobre este Signo. El concepto o la fase evolutiva que se entiende por Leo es una analogía del Sol, el Logos creador de nuestro sistema, sea cual sea el nivel donde esta analogía se exprese. Es decir, Leo es un creador por naturaleza, un ser individualista que contiene en sí mismo todas las potencias del Todo Absoluto, el Hijo con todas las características de su Padre en los cielos. Desde este punto de vista se puede afirmar que Leo es la culminación del proceso de individuación, en este caso de involución, puesto que en esta etapa el pensamiento puro se concreta. El Signo de Leo simboliza la relación Padre-Hijo, de la misma manera que Cáncer representa la relación Madre-Hijo. Esta relación Padre-Hijo es de naturaleza positiva -creadora- y de la misma manera que el Hombre Celestial, el Logos Solar envía el rayo de Luz Primordial (su creativo Fohat) sobre el laberinto de la caótica materia (y por esta acción ésta se ordena en grados mostrando en su variedad la potencia creadora que le da vida) el hombre desde su corazón conquista su naturaleza inferior. Leo se reconoce como un creador, está en sintonía directa con el corazón del universo, esto le da seguridad y confianza, sólo sigue a su dios interno, y todos sus vehículos de expresión le obedecen. El corazón del hombre siempre tiene acceso a la Luz Divina, a la Fuente de Vida, aunque no siempre lo puede manifestar, pero bajo la influencia de la fase de Leo todas sus instancias obedecen a los impulsos del corazón. Por eso se dice que Leo es un creador.

Del Nodo Norte en Leo se podría decir que es como un niño -Leo rige a los niños- que ha de manifestarse. En anteriores Signos ha obtenido muchas y variadas experiencias, ha asimilado muchas cosas, pero la densidad de la materia de estos Signos no permitan su expresión, o bien este ser no estaba aún suficientemente individualizado. Leo es el segundo Signo de la cuadruplicidad Fija, y también el segundo Signo de la trilogía del Fuego. Lograr que coexista lo fijo y estable con la expansividad y luminosidad del elemento Fuego es como conseguir la unión de la potencia solar y la condición humana. Lo más sutil con lo más denso. Ordinariamente el hombre intenta esta fusión por medio de la disciplina -ésta es una de las palabras claves del Signo- pero más adelante, a medida que avanza en la integración de estos dos principios, se da cuenta de que lo único que puede conseguir esta unión de forma real es el amor. Ahora en Leo tiene bastante libertad para manifestar de manera creativa todo lo previamente aprendido. No olviden que Leo rige el corazón, y este órgano está relacionado con el chakra cardíaco, el centro de síntesis, el más incluyente de todos los chacras. Por todo esto es fácil deducir que lo que solemos llamar un acto creativo, podríamos perfectamente denominarlo un acto de amor. Y ésta es la principal lección que debe aprender una persona con el Nodo Norte en Leo. Ha de aprender a amar. Más específicamente ha de decidirse a involucrarse personalmente en un acto de amor. Demasiadas veces prefiere descansar en todo lo que significa su Nodo Sur en Acuario, y evade la  responsabilidad de desarrollar el propio caudal creativo. Prefiere idealizar a los demás, al grupo, y asumir la utopía acuariana, lo cual le permite permanecer en los niveles mentales -recuerden que Acuario es un Signo de Aire- y esquivar el confrontamiento con los demás desde un punto de vista emotivo. Dicho de otra manera, a veces no oye los dictados de su corazón porque está ocupado con problemas intelectuales, lo que significa una evasión para la persona con esta situación nodal. Antes que su alma pueda nacer en la conciencia del grupo, ha de conseguir el estado de autoconciencia, porque este logro es el propósito de este Signo en todos los niveles: personal, planetario, solar o cósmico. Leo es siempre Leo, en cualquiera que sea el nivel que se quiera interpretar. El Sol rige sobre todo su sistema, asume la responsabilidad de ser el "Astro Rey", y a través de un acto de amor (luz y calor) establece la ley y el orden o, si se puede decir así: la justicia gravitacional dentro del sistema solar, expresando de esta manera el poder de irradiación de toda entidad autoconsciente. Todos los pares de opuestos se deben fusionar, todas las dualidades han de alcanzar la unidad para posteriormente, junto a otra unidad conceptual, lograr otra fusión de mayor ámbito y calidad. Esta secuencia uno-dos, uno-dos, no tiene fin. En el eje nodal Leo-Acuario se manejan dos conceptos claves, autoconciencia y conciencia de grupo (que no tiene nada que ver con la conciencia de masa, ésta se halla indiferenciada mientras que el grupo lo constituyen unidades individualizadas). Equilibrar y fusionar los significados de ambos Nodos parece un contrasentido, siempre es así de paradójico, pero si se analiza en profundidad se verá perfectamente lógico, y se apreciará la belleza y armonía de la propuesta. Sólo cuando una persona es autoconsciente de sí misma, es autoconsciente del lugar o función que ocupa en un organismo mayor. Su conciencia es la conciencia de éste... que a su vez es la conciencia de otro aún mayor. Si una persona llegase a ser realmente autoconsciente de sí misma, sería automáticamente también autoconsciente del Todo Absoluto. Aquí cobra sentido la frase: "El hombre está hecho a imagen y semejanza del Creador". Pero como hay muchos grados de autoconciencia de uno mismo, la captación del Todo (y el papel o función de cada uno en ese total) también es gradual. La persona con el Nodo Norte en Leo, que sólo se preocupa de su autoconocimiento, se equivoca; y también va errada la que disuelve su individualidad en la colectividad. La conciencia individual crece paralela a la conciencia colectiva. Éste es el mensaje de este eje nodal.

Nodo Norte en Virgo - Nodo Sur en Piscis

Hay conceptos que son claves para la correcta comprensión de un Signo, y deben ser asimilados en profundidad. Para entender lo que Virgo significa es imprescindible captar, y aún mucho mejor seguir, lo que representa el sendero de la Gracia. Quizá actualmente no esté de moda (el hombre en su ignorancia es demasiado orgulloso), pero es necesario hablar de la Gracia, y recordar a aquellos que lo han olvidado que... "Es la mirada del Yo Soy, como amor de la Madre, lo que eleva al discípulo, y no el esfuerzo de éste". La Gracia del Yo Soy "como amor de la madre" queda plenamente explicado en el concepto de la Inmaculada Concepción, tan ligado al Signo de Virgo. El símbolo de este Signo es una doncella (una virgen) que lleva en una mano una espiga de trigo y en la otra una luz. El trigo representa el alimento espiritual de la humanidad y la luz de la iniciación brilla en la oscuridad; tengamos en cuenta que Virgo es un Signo de Tierra, el estado más denso de la materia, pero recordemos también que una ola participa de la misma esencia del océano, aunque difiere de su estado. El elemento Tierra es un estado de la materia, pero en su esencia es absolutamente igual a otros estados más sutiles. Se ha hablado de madre en relación a este Signo, y esto puede parecer un contrasentido, ya que su símbolo es precisamente el de una doncella, el de una virgen. Sin embargo, si elevan su percepción a niveles más abstractos e incluyentes, esta contradicción desaparece. La madre, tal como ordinariamente pensamos, se refiere al Signo de Cáncer, a la Madre Tierra o a la madre de la naturaleza, pero en el Signo de Virgo nos referimos a la Madre Mundo. El concepto Mundo es más amplio que el concepto Tierra, ya que puede ser aplicado a otros planetas (otros mundos) y, en todo caso, se refiere a niveles más sutiles que la pura materialidad del concepto Tierra. La Luna rige el Signo de Cáncer, como madre material, pero esotéricamente rige el Signo de Virgo como madre espiritual. Virgo es la Madre Divina, el estado de la emanación antes de la creación, y como ésta -la creación- se produce, en palabras de Krisnamacharya, como una visualización -y no como en reflejo sobre la materia-, se llama la Inmaculada Concepción. O sea, en el Signo de Virgo ha de nacer un ser, y este ser se le conoce con el nombre de "el Cristo niño" o "el Cristo interno" o el "Yo Soy", y este nacimiento espiritual se debe producir en el momento adecuado en todos y cada uno de los seres humanos. Sirva esta largo preámbulo para situar en qué nivel se produce la lectura óptima del significado del Nodo Norte en Virgo. La persona con esta posición nodal está en una inmejorable situación para acceder a la Gracia del Yo Soy y convertirse en un servidor. De hecho, esta posición nodal le brinda constantemente una especie de protección, como si la mirada de la madre le estuviese vigilando. Simbólicamente se podría decir que esta situación de los Nodos representa al discípulo en probación (aunque hay discípulos de todos los Signos y posiciones nodales) preparándose para el nacimiento del Cristo Interno. Recuerden que Virgo (la Gracia) está en aspecto Trígono con Tauro (la belleza) y con Capricornio (el Signo de la iniciación). Virgo es el sexto Signo, Piscis -su opuesto- el doceavo, y el número intermedio es el nueve, y la estrella azul de nueve puntas es el símbolo de Cristo (novena iniciación). En astrología ortodoxa se ha considerado siempre a Virgo como un Signo poco fértil a pesar de ser un Signo de Tierra. Esto deduce a pensar que los logros de este Signo no se sitúan en el nivel de lo material, y paradójicamente los nativos de este Signo sienten una gran atracción por todo lo material. Durante mucho tiempo la persona con el Nodo Norte en Virgo está totalmente inmersa en los velos de la materia. Analiza y estudia los más mínimos detalles de las distintas capas o niveles que le envuelven, y ocasionalmente se le revela su naturaleza interna. La persona con el Nodo Norte en Virgo encuentra su propia luz en la oscuridad de lo material, en su propio Maya o apariencia, por un proceso de depuración, de purificación de sus propios vehículos materiales. Generalmente empieza por una depuración del cuerpo físico, ya sea mediante el vegetarianismo o mediante cualquier otro sistema "natural". Pero sólo esto de poco sirve si al mismo tiempo no se logra purificar el campo de las emociones y la actividad de la mente. Únicamente cuando estos tres ámbitos están mínimamente purificados es posible el nacimiento a la realidad espiritual de cada uno. He subrayado la palabra realidad porque éste es otro punto clave del Nodo Norte en Virgo. Esta persona puede ver lo real en lo aparente. Precisamente por su gran capacidad de análisis puede separar lo temporal o fenoménico de lo permanente o real. Pero no siempre ocurre así; de hecho, muchas veces no quiere desprenderse del control (poder) que su capacidad analítica brinda sobre los elementos materiales; es decir, pospone la búsqueda de su yo real, seducido por la facilidad de movimiento que tiene dentro de lo aparente, y confía demasiado en esa protección o suerte de la cual se ha dado cuenta ya hace tiempo. No quiere renunciar a su personalidad (en el fondo está muy satisfecho de sí mismo) y sin embargo, en lo más íntimo de su ser, sabe que debe disgregar su actual forma, su realidad objetiva para dar paso a lo que en potencia ya es: un servidor de la raza. Todo lo que ha aprendido en su constante escudriñar dentro de lo material puede ahora ponerlo al servicio de lo real, al servicio de la parte trascendente del ser, y así ayudar a sus semejantes. Esto implica olvidarse de la propia personalidad y seguir los dictados del Cristo Interno, y por lo general esta fase se vive como una desintegración del yo, a la cual, por supuesto, el individuo se resiste. "Polvo eres y en polvo te convertirás". Virgo, un Signo de Tierra, representa la pureza original. La "materia" de todos nuestros vehículos temporales procede de la Tierra, y al final de nuestra vida, han de volver a ésta para reintegrarse a ella y purificarse. La Tierra recicla de nuevo todos los materiales que de ella proceden, por más "contaminados" que puedan estar. Analógicamente la fase o etapa simbolizada por el Signo de Virgo brinda la oportunidad de purificar todos y cada uno de nuestros vehículos de expresión, en los niveles mental, emocional y físico. El hecho simbólico de volver a la "Madre Tierra" tiene su analogía en el viaje iniciático, uno de cuyas etapas es el simbólico regreso al útero materno para recuperar la inocencia original, paso previo al nacimiento del Niño Cristo en cada persona. Todos los elementos -el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra- purifican. Con el Nodo Norte en Virgo, la Tierra es el elemento clave y el final -en esta etapa- del proceso de depuración personal. En la siguiente etapa el orden de los elementos se invierte, y el Fuego pasará a ser el elemento que cerrará el ciclo. Las cuevas en general está regidas por Escorpio, el Signo de la regeneración, pero en el ritual que imita el nacimiento de un niño esta regencia se expresa a través del Signo de Virgo, que está en Sextil a Escorpio y a Cáncer. El Niño Cristo nace en una cueva (Escorpio) de una madre (Cáncer) inmaculada (Virgo).

El uso correcto del Nodo Norte en Virgo rejuvenece. El Nodo Norte en Virgo está aprendiendo a aplicar en la vida ordinaria, en la cotidianidad, el concepto de lo extraordinario. De lo general a lo particular. O sea, expresa las grandes leyes en todas y cada una de la actividades que realiza, descubriendo de esta manera la presencia del Creador -por medio de la ley- en todas las cosas creadas. Ésta es clase de servicio que la persona con esta posición nodal puede ofrecer a sus semejantes. Sólo cuando descubre la presencia del orden mayor en la diversidad de todo lo manifestado, encuentra la paz y puede reconciliar la aparente dicotomía Piscis-Virgo. La posición del Nodo Sur en Piscis tiende a evitar el "compromiso" con la cotidianidad, la "obligación" diaria no le place en absoluto. Prefiere las grandes empresas, la aventura infinita, y tiene la sensación de que pierde libertad, amplitud mental y espacialidad si se ve obligado a concretarse en cualquier trabajo "parcial". Está acostumbrado a perderse en la inmensidad infinita de lo cósmico, y se resiste a centrar su atención en cualquier detalle en lugar de centrarla en la totalidad. Todo lo que puede controlar le aburre y, sin embargo, conseguir ese control forma parte de lo que debe aprender. Tiene conciencia de una "globalidad" que todo lo abarca, pero de nada sirve si no consigue ordenar y sintetizar esta comprensión difusa y concretarla en las pequeñas cosas de cada día. Dicho de otra manera, esta persona no asume la responsabilidad de convertirse en actor, de tomar parte activa en la vida, y prefiere la comodidad que para él representa el estado dilatante, de flotar según los ritmos de la vida, en lugar de forjar su propio camino. Debe aprender a ser un mago. La situación del Nodo Sur en Piscis induce que a la persona se sienta motivada por los grandes ideales abstractos. El amor, la belleza, la justicia o cualquier otro ideal trascendente constituyen el motor de su acción. Entiende de forma intuitiva la grandeza de estos conceptos y la necesidad que el mundo tiene de estas ideas que van más allá de lo temporal. Pero este impulso inicial que le lanza a la acción va siendo frenado, lenta y paulatinamente, por lo ordinario en lo cotidiano que, por supuesto, no alcanza estas cotas de sublimidad que ha soñado. Cuando comprueba que ideal y realidad cotidiana son dos cosas distintas y que, en la práctica, no puede llevar a término sus ilusiones, atraviesa una etapa de falta de fe y de esterilidad creativa, y se desmoraliza hasta que otro gran ideal substituye al anterior y empieza de nuevo el ciclo. La realidad de cada día destruye inexorablemente sus ideales (aún el más ciego se da cuenta de que la vida ordinaria no se parece en nada a los grandes ideales), pero esta persona no puede vivir sin ellos; en consecuencia los cambia, y les da una forma nueva. Tiende, por supervivencia, a autoengañarse en la dirección de sus deseos. Desconfía, y tiene miedo de esta realidad que, en su categoría de valores, piensa que está muy por debajo de lo que debiera ser. Fácilmente se separa, se aísla de esta realidad y construye su propio mundo. Cuando el trabajo o por cualquier otra causa se ve precisado a integrarse en lo ordinario, consigue lo mismo que los demás aunque por métodos o caminos distintos. Su lógica no es cronológica -aprender a hacer y después hacer, partir de lo hecho y avanzar, ir del pasado hacia el futuro-, sino que capta intuitivamente el final (que siempre está en relación directa a su ideal) y su gran problema son los pasos intermedios -el proceso- para llegar a este final. A veces lo consigue utilizando algún trabajo, pero en la mayoría de las ocasiones no llega a alcanzar su meta. Sin embargo, el proceso de llegar no le interesa porque ya conoce el final, y aunque no lo alcance sabe que cualquier fase intermedia no es lo que él quiere. Tener claro el ideal y ver que no se alcanza por culpa de la pequeña mecánica de lo ordinario de lo cotidiano -lo que a sus ojos no es importante- le puede conducir con facilidad a una situación de frustración, de depresión, que le convierte en presa fácil de cualquier "gurú" que le prometa una solución asequible o un camino rápido.

Nodo Norte en Libra - Nodo Sur en Aries

Simbólicamente el Signo de Libra representa el atardecer, el ocaso, el momento en que la luz del Sol decrece y, en consecuencia, los contrastes se  amortiguan, las diferencias se reducen hasta desaparecer y el silencio invade el ambiente. Los estímulos del exterior se desvanecen y el hombre puede recogerse en el centro más íntimo de sí mismo. El símbolo de Libra es una balanza y su concepto clave es el equilibrio. Cuando el fiel de la balanza está en el centro entre actividad -su función es el equilibrio-, los extremos -los platillos- han de estar pasivos. Mientras los platillos de la balanza están activos (el uno pesa más que el otro) no es posible que el fiel encuentre su centro; es decir, mientras hay actividad externa es imposible el desarrollo de la actividad interna, a la que llamamos espiritualidad. Equilibrio es sinónimo de armonía y también de equidad y justicia. La persona con el Nodo Norte en Libra tiene la difícil tarea de encontrar este equilibrio interno, de situarse de manera equidistante de todos los extremos y, desde el centro, dirigir la sinfonía que componen la totalidad de las notas emanadas del conjunto. Esta armonía total, aunque es su ideal y constituye su máximo deseo, es lo que más le cuesta. Es fácil de entender cuando se comprende el Nodo Sur en Aries. La tendencia natural de esta persona es la de iniciar (propia de Aries) mucho más que la de completar, la de poner cada cosa en su sitio; mucho más señalar las diferencias de cada elemento que no la unidad subyacente en todas ellas. Como es agresivo (por Aries) y al mismo tiempo sociable (por Libra) no le cuesta ningún esfuerzo empezar multitud de relaciones. En cada nueva situación encuentra placer. Sabe apreciar la nota y el tono (lo armónico) en todas las personas, situaciones y cosas con las que entra en contacto. Sin embargo, esta habilidad que constituye su poder es también, al mismo tiempo, su gran debilidad. Le es difícil compaginar ambos Nodos. En ocasiones se pierde en la multiplicidad de lo formal. Su aspiración por experimentar el lado armónico, lo bello en todas las cosas le convierte en un ser blando, capaz de aceptar cualquier hecho antes de provocar una situación conflictiva, y mucho menos aún si esto puede generar en algún tipo de agresión verbal, emocional o física. Con el Nodo Sur en Aries sabe mucho de guerra y agresiones. Ansia la paz, y eso le debilita. Su naturaleza es fuerte y guerrera, debe serlo para conseguir centrarse. El llegar a ser equitativo no se consigue haciendo concesiones para evitar los conflictos y, además, el ceder continuamente para mantener esta situación fácil y agradable -que no justa y armónica- le dispersa, le desequilibra y le aparta de su propósito real: ser un centro donde se reconcilian los extremos. Debe aprender a decir que no cuando la situación es injusta. Sólo la perseverancia (recuerden que Saturno está exaltado en Libra) en el fiel de la de balanza, le puede llevar a integrar, en el centro de su voluntad, las actividades de sus tres campos de expresión: el físico, el emocional y el intelectual. Si al hablar de Aries se decía que significaba la vida como idea, en Libra se halla -desde este punto de vista- la vida en su estado más denso. Si Aries era el polo positivo donde se inicia el proceso, Libra representa el polo negativo, la máxima objetividad (de la misma manera que Aries era la mayor subjetividad). Por esta razón es el Signo de Libra -donde se invierte el sentido de la marcha-, donde se revierte la Rueda del Zodíaco.

El hombre de Libra se relaciona con todo lo existente en su nivel formal más objetivo, descubre la armonía interna de todas las cosas, y se da cuenta de que todas ellas obedecen a una misma ley. Esta ley es el amor. Venus el regente de Libra, es un símbolo del amor en cualquier que sea el nivel que se interprete. Cuando el hombre llega a este punto de desarrollo, permanece en el amor y cambia la dirección de su vida. Ahora él y el propósito de la creación son uno. Aries como semilla, contiene en potencia, en esencia a todos los demás Signos. Libra también los contiene a todos como substancia maleable de la realidad objetiva. Aries y Libra marcan los dos equinoccios cuando el día y la noche son iguales y la linea entre los equinoccios tiene su analogía personal en el eje nodal (y éste estaba, desde de cierto ángulo, representado por la columna vertebral, que es la simbólica escalera de Jacob). Si estudian esta analogía en profundidad hallaran mucha luz sobre lo que representa el eje Aries-Libra, y verán con claridad el concepto de viaje de ida y vuelta, el mito del eterno retorno, o el regreso a la casa del Padre. En el nivel cósmico de la creación, cuando el planeta Tierra se fue densificando, objetivando, el zodiaco tenía sólo diez Signos. Este segmento del círculo que va de Virgo a Escorpio era un sólo Signo, y fue la acción de Libra quien dividió a estos dos Signos, introduciendo el principio mental en el hombre, y creando con este hecho, la diferenciación de los sexos. Esto se conoce como la caída del hombre, y está simbolizado por el hecho de que el Sol "cae" en el Signo de Libra. Así pues Libra es el Signo más objetivo, y desde él se inicia el camino de regreso. Observen la relación de la triplicidad de los Signos de Aire. A Géminis se le denomina "el hombre y la mujer"; a Libra "la mujer en el hombre"; y a Acuario "el Signo del hombre", el Signo humano por excelencia. El elemento Aire se relaciona con la mente. Por el principio mental se produce la "caída" del hombre, y, por este mismo principio, ha de retornar a su condición anterior, que no es otra que la del andrógino. El Nodo Norte en Libra le ofrece la oportunidad de iniciar este retorno a la condición previa a la separación de los sexos. Quizá esto pasa desapercibido puesto que, como se ha dicho, Libra representa el estado más denso, pero es precisamente cuando se llega a esta condición final cuando es posible parar el movimiento y a continuación invertir el sentido de la marcha. Como todos ustedes saben Cristo fue enterrado antes de resucitar y ascender a los Cielos. La analogía es clara y la dificultad de esta posición nodal es, asimismo, evidente. Pero todo es armónico en el universo, y esta persona puede apoyarse en la energía inacabable de su Nodo Sur en Aries para vencer las múltiples distracciones que un exceso de sociabilidad comporta. Con el Nodo Norte en Aries el individuo tenía la urgencia de Ser, de objetivizarse; con el Nodo Norte en Libra la urgencia no es la de Ser, sino la de Permanecer. Permanecer es, en este caso, el primer paso para ser no ya un hombre, sino un dios.

Nodo Norte en Escorpio - Nodo Sur en Tauro

Escorpio es un Signo de secreto o, lo que es lo mismo, un Signo de silencio. El silencio significa la capacidad de trascender. La explicación técnica de este hecho es la siguiente: Como se sabe, la energía ígnea de la serpiente Kundalini está dormida en la base de la columna vertebral, en el momento adecuado se despierta y asciende por el canal central de la columna (Sushuma) vivificando a su paso los centros energéticos allí situados. Cuando en su camino llega al centro laríngeo puede expresarse con la voz, la palabra creadora, el verbo, pero si así lo hace detiene su avance. Por el contrario si en ese momento permanece en silencio, trasciende el centro laríngeo (la puerta de entrada a la cabeza que simbólicamente representa el Cielo) y continúa hasta el "centro más elevado", el centro coronario, el Sahasrara. Dicho de otra manera, el silencio es la llave que abre las puertas del Cielo. Este camino de regreso de la energía a su fuente de origen puede ser lento o relativamente rápido; se puede detener en cualquier centro o bien ascender directa y velozmente hasta su punto de destino final. Todo esto depende en gran parte del potencial acumulado en la base de la columna, el punto de inicio del viaje de retorno, así como de la mayor o menor pureza del canal por donde esta energía debe circular. El silencio concentra el caudal de energía. La emisión de la palabra (cuando todavía no se ha hecho contacto con el centro más elevado) diluye este caudal. Por esta razón Escorpio -y no Tauro- es un Signo de silencio. La acumulación del silencio permite al ser humano conseguir el necesario caudal de energía para iniciar, y proseguir, el camino ascendente a través de la columna vertebral. Quien no ha acumulado suficiente silencio se queda detenido en cualquier centro del camino. Sólo los silencios llegan hasta el final. El Nodo Norte en Escorpio significa básicamente trasmutar la fuerza de la energía sexual en el silencio de la aspiración divina. El eje Tauro-Escorpio es - como se ha dicho anteriormente- un eje creador, ya sea por la voz en Tauro o por la energía sexual en Escorpio. Son la combinación más fértil del horóscopo. Sin embargo tanto Tauro como Escorpio, cada uno en su propio nivel, renuncia a esta faceta creativa para, recogiéndose en un silencio original para fundir su inmenso caudal con la fuente de todos los caudales posibles. Quizá esto explique las súbitas cóleras taurinas, o las explosiones de pura destrucción que de tiempo en tiempo muestran los escorpianos cuando, por cualquier causa, no pueden aguantar la presión de tanto silencio -caudal de energía- acumulado. Obviamente esto no es así si estas personas diluyen su caudal en multitud de palabras o acciones durante su quehacer cotidiano. Pero estas personas cuando se dispersan demasiado se encuentran mal. Necesitan una fuerte acumulación de energía, y si no la tienen su individualidad se autodestruye. El problema del Nodo Norte en Escorpio es el de la separatividad. Tiene que hilar muy fino para manejar los conceptos "estar en este mundo, pero no ser de este mundo". Evitar los extremos entre el "estar" que diluye la energía y lo debilita, y el "ser" que le llena pero lo separa de los demás. Paradójicamente de lo que más necesita Escorpio es de la tradicional paciencia de Tauro.

El Nodo Norte en Escorpio debe aprender a esperar, a tener el suficiente caudal de energía antes de empezar su ascenso que, si está al completo de energía, puede ser muy rápido. Mientras espera y se va llenando, completando como individuo, se da cuenta de su potencial, de su poder, y puede caer en la tentación de considerarse distinto de los demás. De hecho es distinto, puesto que en su silencio acumula más potencial, y está en condiciones de trascenderse a sí mismo, pero al mismo tiempo le acecha el peligro de usar todo este poder acumulado en beneficio de sí mismo (el problema de la separatividad y del orgullo personal) a costa de sus semejantes. En este caso entra en el sendero de Magia Negra, cuando potencialmente estaba preparado para recorrer el sendero de la Magia Blanca. Pero si quiere llegar a ser un Mago Blanco, éste ser ha de recorrer un largo camino muy difícil a veces, en el cual contrasta su silencio y su soledad con otros silencios y soledades pero también con todos los "ruidos", sonidos armónicos o inarmónicos (según sea su peculiar escala de valores) que pueblan el mundo al que -para que su silencio sea denso y rico en matices- ha debido afrontar. El defecto de este eje nodal, como se ha dicho, es el de la separatividad y escondido detrás de él hay un gran problema que es causa y origen de éste: el miedo. Miedo a todo, porque "todo" es factible de afectar a la seguridad emocional de la persona con el Nodo Norte en Escorpio (no tanto a la seguridad física o mental, aunque también). Temer el "Mundo" como enemigo porque el mundo puede poner límites al "libre albedrío" del individuo. Todo lo anterior tiene que ver con la noción del poder, un tema que esta persona conoce muy bien, y que tiene su origen en el Nodo Sur en Tauro, en el deseo imperioso de sobrevivir, de persistir como ente consciente que sabe o intuye que su deber primordial es el de vivir. Por esta razón para preservar su identidad tiende a separarse del resto de los seres humanos, y aquí radica el problema que, de ordinario, se manifiesta en la incapacidad reconocida de dar y de recibir algo de los demás. Aun cuando se trata de un asunto tan íntimo como el de las relaciones sexuales este ser preserva su integridad, no comparte, sino que aporta su parte correspondiente, pero sin que esto signifique mezcla o intercambio emocional, ésta es su forma de defensa ante el "otro". Cuando todavía no ha superado esta tendencia, al menos en parte, se expresa en el terreno emocional con todas las características típicas de un "conquistador". Seducir y abandonar es la mecánica que (por lo general de forma inconsciente) normalmente emplea, lo cual le evita de tener que comprometerse desde el punto de vista afectivo. Esto le obligaría a dar y a recibir, y ambas cosas le dan miedo. Con el tiempo y gracias a las crisis afectivas (con las consiguientes dosis de sufrimiento)  y el deterioro de la escala de valores personales, esta persona se da cuenta de que no puede vivir tan sola, tan separada y, lentamente, empieza a dar un poco de sí misma (al principio sólo lo imprescindible -que él interpreta como lo "justo"-) aprende a compartir, aunque sólo sea para sobrevivir; y poco a poco desarrolla la confianza en los demás y restaura la suya propia. Cuando consigue evadirse de sus propios límites conceptuales y empieza a aceptar que hay otras verdades de mayor entidad que las puramente personales, reconoce los muchos errores cometidos, se da cuenta de su capacidad de hacer daño (aun sin querer ni ser consciente de ello) y tiene muy claro que su pequeño Yo todavía puede ponerle muchos obstáculos en el camino. En esta etapa sigue aún bastante separado de los demás, ahora por una razón muy distinta: no quiere (con su actitud) ser la causa de errores, sufrimientos o retrasos en el camino particular de las otras personas. Esta actitud todavía está dictada por el orgullo de un Yo personal que cree que puede afectar a los demás en bien o en mal. Siguiendo en proceso natural también superará esta fase, sabiéndose parte de ese Todo (al cual había considerado como enemigo) se entrega completamente al servicio de esa idea general que está por encima de las ideas particulares de cada uno. Es absolutamente lógico que el Signo de Escorpio rige sobre la muerte, pues la agonía que representa el proceso de superar el miedo a la "muerte" del sentimiento del Yo es largo, agotador, y el precio que se paga en sufrimiento es inmenso. El premio a tanto esfuerzo es la visión del mundo tal y como es. En las grandes batallas que la persona con el Nodo Norte en Escorpio ha librado para conseguir una mente emocional ante la cual estaba indefenso, éste ser ha pulido las caras de su particular diamante, y éste ahora refleja la luz del arco iris. Todos los colores están ordenados. El "Mundo" (que anteriormente suponía para él un caos, que le asustaba) es ahora bello (Nodo Sur en Tauro) y puede apreciar la armonía de la Ley General (por la cual él ha dejado su propia ley) en todas y cada una de las cosas que lo constituyen. A partir de este momento el individuo encarna las mejores virtudes de Mercurio y traduce para los demás la Gran Sinfonía de la Música de las Esferas.

Nodo Norte en Sagitario - Nodo Sur en Géminis

Sagitario es un Signo de tensión, simbolizado por la cuerda del arco, que debe lograr la fuerza necesaria para que la flecha alcance su objetivo. Este Signo tiene que ver con los sueños, con las aspiraciones y con la realización de los propios planes. A través de él el hombre irradia sus más nobles rasgos. Sagitario representa el juez en cada uno de nosotros. Es el símbolo del Fuego Espiritual y también el viaje simbólico del discípulo. Es natural, pues, que exista una fuerte tensión si el hombre pretende alcanzar todo lo que el Signo le promete. Con el Nodo Norte en Sagitario esta tensión se acrecienta al máximo por una razón muy clara y fácilmente comprensible como se verá al analizar el eje Géminis-Sagitario. Si recordamos que el Nodo Sur tiene la connotación de pasado y de karma y que el Nodo Norte la de Dharma o futuro inmediato, es fácil deducir que el Nodo Sur radica la causa que se ha de redimir en el Nodo Norte. Ahora bien, todas las cosas tienen un sentido, un trasfondo de índole espiritual, pero también es cierto que los efectos de éstas se manifiestan, se experimentan en lo material. O sea el cumplimiento del mandato espiritual implícito en el Nodo Sur se lleva a cabo a través del Nodo Norte en el aquí y ahora, en este planeta y de forma absolutamente objetiva. Si esto se aplica al eje Géminis-Sagitario, en su más elevada expresión, indica que las personas con esta posición nodal, tendrían que manifestar en su vida ordinaria la alta síntesis conseguida en el Signo de Géminis, es decir, realizar el reino de dios en la Tierra. Por supuesto, en la mayoría de los casos esto no es así y, sin embargo, en última instancia, éste es el propósito final del Nodo Norte en Sagitario. Es fácil, por todo lo anterior, entender por qué el Nodo Norte en Sagitario aumenta considerablemente la tensión natural de este Signo. Sagitario es un Signo de Fuego, el elemento más sutil de todos, y el Nodo Norte situado en él se expresa a través del Trígono de este elemento (por medio de Aries, Leo y Sagitario) y en cierta manera por las Casas que le son análogas, o sea, la 1, la 5 y la 9, las Casas personales. Tenemos entonces el elemento más puro, expresándose a través de lo personal, de lo íntimo, de lo indeclinable. Por eso el "viaje" de Sagitario es absolutamente individual. Uno es su propio juez, y esto conlleva la responsabilidad de escoger, de decidir la dirección de su camino. Con el Nodo Norte en Sagitario la persona está obligada a lanzar la flecha, ha llegado su momento y no puede esperar más. Lo realmente difícil estriba en apuntar bien y en dar la fuerza necesaria para alcanzar la diana. Es precisamente el saber cuál es la diana el principal problema de esta situación nodal. Con el Nodo Sur en Géminis esta persona está habituada a moverse en el indefinido campo de las infinitas dualidades, a oscilar como un péndulo de un lado a otro de las múltiples situaciones objetivas del mundo concreto. Su habilidad consiste en adaptarse a las más diversas condiciones, a compartir con los demás (y a dejarse influir) la propia opinión; está acostumbrado a discutir sus ideas de manera que éstas sean aceptadas por la comunidad, de esta forma el "acuerdo" del resto las convierte en objetivas. El resultado de este hábito ha sido que poco a poco a ido perdiendo su subjetividad, su identidad y, en definitiva, su capacidad de tomar decisiones. Ha experimentado tantos puntos de vista que ahora no sabe dónde está la verdad y, consecuentemente, no sabe dónde disparar la flecha. La mente intelectiva sólo le es útil en el limitado campo de lo objetivo. Pero su problema es él mismo, su propia subjetividad, o dicho de manera distinta, cómo encontrar dentro de sí mismo el reflejo de la divinidad. Por todo esto la persona con el Nodo Norte en Sagitario se ve confrontada, durante la búsqueda de su identidad, con el pensamiento abstracto, con la filosofía y en última instancia con el esoterismo.

Tiene que lograr ser sabio como paso necesario para encontrarse consigo mismo. Para conseguirlo ha de prescindir de la aprobación general (a la que tan acostumbrado está) y recogerse en la soledad de la propia subjetividad, donde hallará la identidad y la independencia que emana de su propio corazón. Está acostumbrado a usar la palabra como lenguaje, tanto para aprender como para enseñar. Ésta es la función de Mercurio, el regente del Nodo Sur en Géminis, que enlaza el alma con la mente. Ahora empieza a trabajar con Júpiter, el regente del Nodo Norte en Sagitario, y éste conecta de forma directa el alma con el espíritu, a través del sonido de la palabra y no del contenido de ésta (como hacia Mercurio). Por esta razón Sagitario trabaja con impresiones que proceden directamente de su corazón. En consecuencia debe dejar de trabajar con lo concreto -los conceptos y contenidos de las palabras- o con lo objetivo, y hacerlo con lo subjetivo y abstracto. Ha de trabajar con su propia verdad porque ésta es reflejo de la verdad de su espíritu. Todos los astrólogos saben que Sagitario da básicamente dos tipos de personas: el tipo Quijote y el tipo Sancho Panza. El símbolo de Sagitario es un centauro empuñando un arco. Es mitad hombre, mitad caballo. La parte humana del Signo tiene la oportunidad, mediante la impresión del sonido, de transmutar el chakra coronario, y reemplazarlo por el loto de mil pétalos. En éste, el noveno Signo, puede alcanzar una elevada iniciación si está ya en el camino del discipulado y cuenta con la ayuda de su gurú (recuerden que Sagitario rige a los gurús y maestros) para posteriormente, camino de Capricornio, regresar a ayudar a sus semejantes. Éste es el sendero trazado. Pero también puede retroceder hacia Escorpio (simbólicamente hablando) y actuar con la parte animalizada de sí mismo, utilizando el conocimiento que indudablemente ha acumulado con esta posición nodal, para satisfacer sus deseos más elementales. El número nueve (cinco más cuatro) es el número de la más elevada iniciación, pero también es el número de vértebras del sacro y del coxis (donde duerme Kundalini). Por el peligro que todo esto entraña, la persona con el Nodo Norte en Sagitario no debe equivocarse en la dirección que todo este inmenso potencial ha de tomar en el momento de ser despertado. Para que esta posición nodal sea benéfica para el individuo, tiene que cambiar el concepto "conocimiento" por el concepto "sabiduría". Ha de atreverse a aventurarse en solitario en el campo de la más elevada especulación filosófica, superando la tendencia innata a conformarse con los conocimientos cotidianos y de relación que le proporciona el Nodo Sur en Géminis. Es realmente triste que una persona a la que se le brinda tan gran oportunidad la pierda por no saber cómo salir de la rutina de una situación ambiental mediocre. Por esta causa debería de estar muy alerta para no caer en la trampa de personas, ideas o situaciones que le mantengan por debajo de su real potencial. Aprender cuesta, pero en su programa está en saber; sólo así podrá despertar al juez en él; aquél que no yerra porque tiene los ojos puestos en la verdad que trasciende las verdades.

Nodo Norte en Capricornio - Nodo Sur en Cáncer

El Signo de Capricornio forma parte de la Cruz Cardinal y esta cruz es de las más difíciles de interpretar, dado que encierra el misterio de la vida y el de la inmortalidad. De la constelación de Capricornio se dice que es "el sello de dios en la faz del hombre". En Capricornio se reúnen las dos naturalezas del hombre, la física y la espiritual. Esto no es difícil de deducir, si recordamos que Cáncer y Capricornio son dos puertas del zodiaco. En Cáncer el ego inicia una serie de experiencias durante las cuales tiene poca o ninguna conciencia de su naturaleza espiritual. Cáncer está opuesto a Capricornio, y parece que este Signo (simbolizado por la cima de una montaña -lo que siempre indica elevación-) es el punto donde se reúnen de nuevo estas dos naturalezas (de hecho indivisibles), donde el hombre tiene, o puede tener, conciencia de su realidad dual. En Capricornio el hombre no tiene excusa. De alguna manera sabe que su camino es ascender. Elevarse constantemente es su meta y lo único que le puede dar satisfacción y paz interior. Ha pasado el tiempo en que sus dos naturalezas luchaban entre sí, ahora se da cuenta de que las dos son una. Por eso nada puede detener el ascenso de Capricornio una vez ha escogido su camino. Puede variar el objeto de sus preferencias (de hecho esto ocurre muy a menudo), pero siempre es para elevarse más. Si Cáncer era la entrada a la vida, Capricornio representa la puerta de salida (ya sea ésta la muerte o la inmortalidad). Esto se puede entender tanto real como simbólicamente. Hay una clara analogía entre estos dos Signos y los Nodos de la Luna. En la mayoría de los libros de astrología que hablan de los Nodos se puede leer que "se encarna en el Nodo Sur y se desencarna en el Nodo Norte". Con esta frase tan escueta cierra el capitulo sobre dos de los misterios mayores con los que el hombre puede enfrentarse; el misterio de la vida y el misterio de la muerte. Siguiendo la hipótesis tradicional, el Nodo Sur/pasado y el Nodo Norte/futuro representan la causa y el efecto y, lógicamente ambas no pueden estar disociadas. Si aceptamos al Nodo Sur como focalizador de nuestro pasado, hemos de otorgarle la función de contenedor de nuestra memoria anterior (si no de la memoria acumulada, si -por lo menos- de la última o últimas encarnaciones que suponemos motivo de la presente fase de experiencia), lo cual le concede al Nodo Sur la categoría de causa espiritual (si existe un "continoum" de vidas, el hilo conductor que las enlaza no puede ser otra cosa que un propósito de índole espiritual). No en vano los antiguos conocían al Nodo Sur bajo el nombre de "El Vidente". Las analogías entre Cáncer y el Nodo Sur son muchas y obvias. La memoria es una cualidad lunar, y de esto podríamos deducir que la Luna (regente de Cáncer) portadora del propósito del Sol (el principio de autoconciencia), focaliza a través del Nodo Sur (sobre la Tierra y sus habitantes) este propósito en forma de memoria para que cada ser cumpla con su propio programa. El cumplimiento del propósito del Nodo Sur conlleva, según los antiguos, la liberación de la rueda de las encarnaciones. Pero este cumplimiento, tal como se ha dicho anteriormente, se efectúa a través del Nodo Norte. De alguna manera podríamos considerar a esta posición nodal como arquetípica. El propósito final del Nodo Sur, después de haber agotado todas las experiencias necesarias, no puede ser otro que el de liberarse de la obligación de encarnar, y como se ha visto, la posibilidad de conseguirlo es una de las características del Signo de Capricornio, la puerta de salida. Sin embargo, el proceso de iniciación -que permitirá esta liberación- es más complejo de lo que ordinariamente se piensa. Capricornio rige especialmente la tercera iniciación (la que libera los tres vehículos de expresión; físico, emocional y mental). Sólo a partir de ese momento el hombre es libre de seguir su camino en otros niveles o de regresar a la Tierra a ayudar a sus hermanos. Lo que ocurre es que el Nodo Norte es de naturaleza mundana, y Capricornio es el Signo más cristalizado de todo el zodiaco, y la extrema dificultad de esta posición nodal es que todo lo dicho anteriormente acerca de la iniciación y eventual liberación se tiene que realizar, hasta el último minuto, aquí en la Tierra y no en los niveles arquetípicos del ser.

Capricornio está representado por tres símbolos: el cocodrilo, animal medio acuático y medio terrestre; la cabra trepando a la cima de la montaña; y el unicornio, que sintetiza los dos cuernos de la cabra (la dualidad) en uno solo, y que simboliza la apertura del tercer ojo ("el ojo que mira entre los otros dos"). Todos estos símbolos marcan un proceso que ejemplifica claramente este eje. Con el Nodo Norte en Capricornio el ser posea la ambición y la voluntad necesaria para recorrer este camino. Se dijo, al principio de este capitulo, que en este Signo se reúnen las dos naturalezas del hombre: la física y la espiritual. Esto puede quedar más claro si pensamos que el sendero que recorre la persona con el Nodo Norte en Capricornio es, por lo general de índole absolutamente terrenal, y que las pruebas y dificultades que tiene que superar son muy pragmáticas y estrechamente conectadas con su quehacer profesional, laboral y de aceptación de responsabilidades reales en el medio social en el que vive. Se está preparado para dirigir a los demás, y necesita desarrollar confianza en sí mismo, se dará cuenta de que, ahora que puede liberarse, desea seguir y ayudar a los demás. Por esta razón, inconsciente, quiere alcanzar la cima de sí mismo. Pero, para que esto sea así, la persona con este eje nodal ha de perder el miedo a quererse a sí misma, y ha de confiar en que puede conseguir esa alta meta que indudablemente ha entrevisto en alguna ocasión. Sólo la autoestima (justificada por un quehacer conducente a lograr este propósito) puede mantenerlo firme a lo largo de su caminar. Demasiadas veces un exagerado énfasis del Nodo Sur en Cáncer dota al individuo de un carácter infantiloide, excesivamente apegado a su más inmediato entorno, y de un sentimentalismo que se traduce en pura dependencia de los demás. En el fondo esta actitud esconde un profundo miedo a encarar el propósito inherente al Nodo Norte en Capricornio. La severidad Saturno-Capricornio puede al principio asustar, puede parecer que el camino es muy duro (y en realidad lo es), pero esta persona está programada para poder conseguirlo. Si planea cuidadosamente su acción y se expone (ante los demás, ante el público) a asumir la función directiva y conductora a la que está destinado, poco a poco irá fortaleciendo su autoestima porque se dará cuenta de que con su acción conduce a los demás por el sendero de la Ley. Esta persona no puede permitirse fallos o errores atribuibles a un determinado "carácter", no puede -basándose en razones sentimentales (Nodo Sur en Cáncer)- esquivar sus responsabilidades. Para la persona que se está capacitada para mostrar la Ley a los demás, los "fallos" son la peor deshonestidad que puede cometer consigo mismo. Si, una vez superada su timidez o miedo, esta persona se concentra, primero en alcanzar la cima de su particular "montaña" y luego en transmitir a los demás la "visión" que se tiene desde las alturas, se pone en marcha la "memoria" acumulada en su Nodo Sur en Cáncer (donde está exaltado Júpiter, "el maestro") y este ser descubre la linea de continuidad que existe entre todas las cosas, descubre el espíritu de la Ley, y ya no le hace falta pasar por más pruebas. Sólo cuando descubre el espíritu inherente en todas las cosas puede el hombre liberarse de la rueda de las encarnaciones, y para ello este hombre ha tenido que escalar los más altos picos de sí mismo, y aceptar el hecho de tener que descender de nuevo para explicarles a los demás, a sus semejantes, la visión global de totalidad que desde allí pude contemplar.

Nodo Norte en Acuario - Nodo Sur en Leo

Lo que el Signo de Acuario representa, en sus niveles más elevados, es prácticamente imposible de definir con palabras o conceptos intelectuales ya que no se refiere a estados del ser, sino al ser previo a cualquier estado. Se dice que de dios sólo se puede hablar en términos negativos, que sólo se le puede definir por lo que no es. Acuario entendido en su cualidad más original se remonta a un principio anterior a la división entre lo que es y lo que no es. Esto sugiere algo, se podría decir que es un aliento de fuego sin forma... o la radioactividad del espirito puro. Como principio supracósmico no tiene número, ni color, ni forma, y sin embargo representa la aceleración del proceso evolutivo en todos los planos. No es principio ni fin, sino un estadio que engloba ambos conceptos. A niveles cósmico, solar y planetario se mantiene el hermetismo del concepto Acuario, aunque es más fácil intuir sus funciones y relaciones con el resto de la totalidad que, de alguna manera, engloba. Se podría decir que Acuario es el Signo más antiguo en el orden de formación, que simboliza un punto que contendría tanto el primer impulso como la primera pausa, así como Géminis seria la exteriorización y Libra la manifestación, puesto que hasta que Libra no separa los conceptos fusionados de Acuario esta manifestación no existe como tal. Acuario es anterior a la palabra porque simboliza al emisor ensimismado en su propia esencia. En niveles más cercanos y más asequibles a nosotros, Acuario tiende a reproducir esta cualidad de indiferenciación en todos los planos donde se manifiesta su influencia. Por esta razón entre los atributos de Acuario está la desaparición de todo lo que representa límites y divisiones. Razas, naciones, religiones, clases sociales y diferenciaciones de cualquier tipo pierden vigencia cuando la energía de Acuario empieza a surtir efecto. El hombre de Acuario es un ciudadano del mundo, un ser libre que se esfuerza por realizar el ideal de fraternidad entre todos los hombres, entre éstos y la jerarquía (su analogía en otros niveles). Acuario está opuesto al Signo de Leo y, si éste representaba la autoconciencia individual, Acuario representa la autoconciencia de toda la humanidad como una unidad. Acuario representa los principios sutiles de Leo. Hasta qué grado de autoconciencia puede llegar el hombre considerado como un ente individual es algo muy difícil de determinar, pero, sea cual fuera este grado hipotético, ha de llegar un punto en que la constante ampliación del "umbral" de la conciencia forzosamente ha de diluir el concepto de individuo en favor de un "algo" más etéreo y sutil que impregna todo lo que se conoce, conocer es un poco "ser" la "cosa" que se conoce y por la propia mecánica del conocimiento la persona que conceptualmente abarca espacios cada vez más amplios se identifica, de alguna manera, con todo lo que su conciencia ha podido captar. Este "repartirse entre las cosas", esta micronización de la idea del Yo como entidad separada del resto, conduce a la pérdida de la conciencia de la entidad compacta: el individuo deja de ser "de una sola pieza" para incluir en su atención incluso a los más lejanos universos. La autoconciencia como meta es una trampa, puesto que jamás puede lograrse: la idea de individuo que progresa hasta llegar a la perfección es absolutamente falsa, dado que esta idea de individualidad viene dado por el color del cristal con que cada uno mira el mundo y, por otro lado la idea del progreso personal comporta el que, en determinada fase del sendero del conocimiento, uno pueda quitarse el cristal y ver las cosas como son. Esta grave contradicción sólo se puede armonizar en el caso de que la idea de individualidad cambie, sufra una metamorfosis, el perder el cristal y ver (por primera vez) el mundo en su esencia real. La persona con el Nodo Sur en Leo ha aprendido a ver las cosas "desde de sí mismo", ha desarrollado una óptica personal (lo cual era necesario para poder dejar definitivamente la conciencia de masa). Ahora su respuesta a la vida es personal, propia, intransferible, pero su idea de realidad está teñida y condicionada por sus vehículos perceptivos. Su conocimiento llega hasta donde llegan sus órganos de percepción y, por sí mismo, no puede ir más allá. Para ampliar su conocimiento, su conciencia, ha de participar como una pieza más en lo que podríamos llamar los órganos de la percepción de la humanidad como un Todo. Si conecta su conciencia con la conciencia de una entidad mayor, entonces si puede ampliar tanto el umbral de su conciencia como (aportando su pequeña parte) al umbral de la conciencia mayor. A este proceder se le llama estar integrado en la conciencia colectiva y corresponde a la actividad de la energía de Acuario.

Dejar de ser para "Ser", es el dilema de este eje nodal. Esto es así porque mientras uno es "algo" produce su propia emisión, vibración que sólo puede captar conceptos que estén en la misma onda vibratoria, y para captar el conocimiento contenido en la conciencia que es el espacio que nos envuelve hemos de dejar de emitir nuestra propia frecuencia y eso se parece mucho a dejar de ser. La persona con el Nodo Norte en Acuario tiene como propósito final el fundirse con el espacio, el volverse tan impersonal que llega a ser conciencia pura. En la fase de Leo este ser ha desarrollado la autoconciencia en los niveles objetivos; en la fase de Acuario tiene que acceder al inexplorado campo de la intuición. En el fondo, es un problema de velocidad: la energía acuariana es tan rápida que la mente no acierta a captarla, porque siempre está moviéndose a poca velocidad, por eso cuando en algún momento de reposo mental se capta un destello de ese saber infuso en el espacio, no se logra saber cómo ha venido a nosotros, y sin embargo el sentimiento de certeza que produce estos "flashes" de intuición son inequívocos. Todos los ejes nodales hay que interpretarlos desde el punto de vista de la síntesis. En el eje Leo-Acuario, el individuo posee una sólida base conceptual, una conciencia desarrollada que le permite -cuando llega a captar las altas vibraciones acuarianas- sintetizar en unos pocos pensamientos-semilla, el inacabable caudal de conocimiento al que puede tener acceso por su Nodo Norte en Acuario. Si previamente esta persona no hubiera aglutinado en torno de sí todo lo que ahora compone su idea de conciencia, el contacto con el mundo de la intuición destruiría inexorablemente su individualidad, se perdería en los rincones del espacio y rompería con los mundos objetivos. Lo "individual" es la que diferencia a un ser de otro ser, y la persona con el eje nodal Leo-Acuario se encuentra con el dilema de que para alcanzar la más alta síntesis de absoluta indiferenciación que le propone como definitivo logro su Nodo Norte en Acuario, ha de prescindir de su idea de la conciencia de un Yo individualizado y ha de prescindir de su idea de autoconciencia implícita en su Nodo Sur en Leo, que tan útil le ha sido hasta ahora para poder separarse de la conciencia de masa y dirigir sus aspiraciones a metas más elevadas que el común de los mortales. Ha aprendido a emitir su propio sonido y ahora se le pide que calle, que no emita, que se recoja en un silencio original y que se considere parte del espacio celeste. La analogía de la indiferenciación cósmica, en el plano físico, es la igualdad entre los hombres -la fraternidad-, pero a este individuo no sólo se le pide que, en su generosidad (Nodo Sur en Leo) trate de igual a igual a todos sus semejantes, sino que entienda que esto es sólo un primer paso y que en última instancia ha de asumir la realidad previa a todas las realidades manifestadas, ha de sumirse en la nadidad anterior a cualquier forma de "Ser" y ha de llegar a ser espacio indiferenciado. Sólo así podrá culminar su ronda evolutiva convirtiéndose en un Salvador del Mundo cuando le llegue su etapa de Nodo Norte en Acuario.

Nodo Norte en Piscis - Nodo Sur en Virgo

La semilla que, en cierta manera, representa el Nodo Sur florece plenamente cuando el ser se desarrolla en la dirección señalada por la posición (tanto por Signo, como por Casa) del Nodo Norte en el Mapa Natal de cada individuo. Si se tiene en cuenta el anterior, un profundo estudio de lo que, tradicionalmente, representa el Signo de Virgo ha de proporcionar la clave para entender la clase de herencia o código genético que hay que desarrollar, mientras que el análisis del Signo de Piscis proporciona una amplia visión sobre el campo de trabajo, la tierra que ha de fertilizar la semilla de Virgo. Entre otros muchos atributos Virgo se simboliza con la pureza. Está claro que sólo una semilla pura (entiéndase por pureza lo que no tiene mezcla) está en disposición de -llegado a su máximo desarrollo- poder optar por salir de la rueda de las encarnaciones, o seguir reencarnando para -de esta forma- ayudar a sus semejantes, tal como indican las direcciones contrapuestas de los dos peces, el símbolo de Piscis. Se dice que Piscis es el último Signo del zodiaco, pero si entendemos al hombre como ente espiritual, sin principio ni fin, que se renueve a sí mismo en un infinito camino de evolución y progreso, el Signo de Piscis sólo puede entenderse como final de una de las muchas etapas por las que atraviesa el hombre en su constante devenir. Visto como final de una etapa, previo al inicio de la siguiente andadura, este Signo forzosamente representa algún tipo de repaso o recopilación de todas las experiencias pasadas y, al mismo tiempo, la toma de decisión del nuevo camino que se ha de seguir. Un repaso final -no a una vida, sino a toda una serie de vidas- necesariamente conlleva el desechar todo lo que no ha sido importante (y en esto la perspectiva del tiempo y la distancia se convierte en el juez más imparcial) y el seleccionar de entre la multiplicidad de recuerdos y experiencias el hilo conductor de toda la etapa, lo que, independientemente de su apariencia formal, ha dado sentido y continuidad a esta existencia o serie de existencias. El principal problema y al mismo tiempo la oportunidad del Nodo Norte en Piscis es reconocer (entremezclado como está con todos los distintos caminos seguidos y experiencias vividas) ese hilo de vida que desde el principio le ha ido acompañando durante su largo recorrido. Es decir, al llegar al Signo de Piscis, se halla en situación de reconocer su origen, su semilla particular, o dicho de otra manera "su esencia eterna". Sólo si llega al punto de saberse parte de lo inmutable, de lo que no cambia, puede -si éste es su deseo- dejar la rueda de lo Mutable y vivir como esencia eterna en el nivel o plano que le corresponde. De Virgo se dice que representa el nacimiento del Niño Cristo (la semilla), y a Piscis se le conoce como el Salvador del Mundo (el Cristo realizado). De todo esto se puede deducir la importancia que para el ser humano puede tener esta posición nodal, mucho más en estos momentos, el final de la Era de Piscis, en los que toda la humanidad tiene, de alguna manera, también la oportunidad de revertir la rueda y dedicar su futuro al reconocimiento de su realidad interna más incluyente y esencial. Parece entonces claro que la oportunidad del Nodo Norte en Piscis consistiría en reconocer su propia semilla y aislarla del resto de los elementos que la han ocultado, parcial o totalmente, hasta este momento. Hay que separarla de la mezcla para reconocerla en su pureza original. Por supuesto, esto es lo más difícil. La persona con el Nodo Norte en Piscis ha ido recubriendo esta idea o esencia original con la totalidad de sus múltiples experiencias y ahora lo que realmente le interesa es llegar al fondo de si mismo y se encuentra con todos los impedimentos que él mismo ha ido creando y, si se distrae más de la cuenta con alguna de estas envolturas, puede ser que no tenga tiempo de llegar hasta la raíz de su propio ser, y que necesite de otra ronda de oportunidades en el campo de experiencias de la vida. Piscis está regido por Neptuno y por Júpiter, el maestro, el máximo benefactor, y el Nodo Norte en este Signo brinda la oportunidad de reconocer y establecer contacto consciente con el propio maestro, con el "yo" real, con lo que siempre uno ha sido y no ha sabido reconocer. Los individuos con esta posición nodal experimentan la necesidad de buscar al maestro pero, por lo general, cometen el error de buscarlo fuera de ellos mismos, o dicho de otra manera, se olvidan de su Nodo Sur, y no se dan cuenta de que sólo si consiguen hacer florecer su propia semilla se podrán reconocer a sí mismos como una realidad, como una flor de un inmenso jardín lleno de flores.

El loto de los mil pétalos en lo alto de su cabeza sólo se abrirá en el momento en que se den cuenta de que son ya un loto de mil pétalos. Quirón -el maestro interior- es el regente del Nodo Sur en Virgo, se adapta a cualquier situación y toma el color de ésta (por lo que es tan difícil de descubrir) y, sin embargo, no se mezcla. Mantiene su propia esencia, es blando, no impone su presencia, cumple con suavidad su misión de conducir a las almas de una situación a otra, de un estado a otro. Ahora, el ser con el Nodo Sur en Virgo, ha experimentado muchas de estas situaciones y estados, y se halla en disposición de descubrir a Quirón detrás de las variadas caretas que éste adapta. Sabe que detrás de cada situación formal hay un propósito definido y que este propósito tiene sentido. Empieza a darse cuenta de la esencia de su Maestro Interior: Quirón. Habrá encontrado a su maestro. El Nodo Norte en Piscis indica la posibilidad de alcanzar una Conciencia Cósmica. El sentido de lo maravilloso, de lo que no tiene límites, es una propiedad pisciana. La sensación de flotar en el océano de indefinición, propio de este Signo, puede ser el freno, el obstáculo insalvable que impide a este individuo el abrirse totalmente a esta nueva realidad que intuye pero que no controla. La herencia de Virgo le hace sentir seguro dentro de lo cotidiano, de lo estructurado, de lo ya conocido, y el miedo a perder estos puntos de referencia estables le convierte en un ser que va y viene entre los dos Nodos, de la intuición de Piscis al pragmatismo de Virgo. El problema básico es el miedo a llegar hasta el fondo de sí mismo, por temor a la autodesintegración y, sin embargo, sabe que tiene que hacerlo pues comprende, aunque de manera difusa, que aquello en lo que se apoya es sólo temporal y, en consecuencia, poco real. Este miedo no es gratuito en absoluto. Los Signos de Agua son Signos terminales: Cáncer indica el final de la vida física; Escorpio el final de la conciencia, la muerte mental; y Piscis el final de un ciclo espiritual y el principio de otro mejor. Piscis es la salida espiritual de la muerte. Para esto la persona con el Nodo Norte en Piscis ha de sintetizar las experiencias de todo un ciclo anterior, y esto no es nada fácil. La capacidad analítica de su Nodo Sur en Virgo le hace dudar constantemente y esto retrasa su decisión. Piscis indica el sendero de la devoción (Bhakti Yoga), también el sendero del Arte (Venus exaltada en Piscis), y la capacidad sintética de los artistas es suficientemente conocida. El sentimiento de indefinición y de vastedad (lo oceánico) propio del Signo de Piscis es como un regreso al caos primigenio, conducente a que el hombre consiga hacer una síntesis en su conciencia de la amplitud de posibilidades de la vida que representa llegar a ser como la "materia inicial" donde, ahora si, pueda florecer la semilla (el Niño Cristo) de su Nodo Sur en Virgo y convertirse en un ser realizado. Todos los ejes nodales, entendidos como un puente, indican que se deja una orilla para acceder a otra, son pues el final de una cosa y el principio de otra, pero el eje Virgo-Piscis representa simbólicamente el final de los finales. De esto proviene la sensación de disolución total del ser; es como si todos los átomos que nos componen se disgregan para retornar a la materia primordial que fueron el inicio de esta particular ronda evolutiva. Por esto en esta etapa el ser ha de decidir si permite que todos y cada uno de sus componentes regresen al nivel donde su calificación vibratoria los ubique o por un acto de voluntad sintetice en sí mismo un nuevo ser y continúe como individuo una nueva vuelta en la interminable espiral de progreso del ser humano.
 
Puiggros "Los Nodos de la Luna".