El Nodo Norte es el símbolo del futuro. Representa una nueva experiencia que aún no ha sido intentada. Para el individuo, esto representa el nuevo ciclo que él ha estado buscando. Llevando consigo todas las aprensiones de lo desconocido y enfrentándose a experiencias nuevas, esta posición nodal aporta consigo una curiosa atracción magnética que empuja a las almas hacia su crecimiento futuro. Hay providencia divina en el hecho de intentar algo nuevo, y en tal caso el individuo recibe una gran ayuda por sus esfuerzos. En los niveles más profundos de su ser, él percibe un sentido de dirección. El propósito de su vida le impulsa a pesar de todos los obstáculos. De hecho, esta posición nodal es como un cuerno de la abundancia lleno de tesoros capaz de ofrecer un beneficio tras otro a medida que cada obstáculo se convierte en un peldaño que simboliza el crecimiento futuro. Simboliza igualmente la máxima área de expresión que se puede alcanzar en la vida actual y, en consecuencia, se debe interpretar de la mano de las más altas cualidades del Signo y la Casa en la que está situado. Al principio, las nuevas experiencias parecen solitarias, cuando el individuo todavía está inseguro de sus pasos. Pero no tarda en darse cuenta de que, para que las pruebas de valor a las que se somete tengan algún significado, debe afrontarlas sólo en lo más profundo de su ser, allí donde cada nueva aventura que afronta le encuentra desplegando el carácter singular de su propia y única experiencia. La novedad de todo ello crea una fascinación peculiar para el individuo. Él siempre ve ante sí dicha fascinación como si fuera la tradicional zanahoria colocada delante del burro, pero cada vez que ha creído alcanzarla, se da cuenta de que surgen nuevas y elevadas posibilidades, lo que le exige dar nuevos pasos hacia delante, someterse a mayores pruebas, experimentando un mayor deseo de continuar adelante. Pero el hombre no puede alcanzar su Nodo Norte hasta que aprende a desprenderse de su pasado, ya que su pasado representa los grilletes de su prisión kármica. El nuevo ciclo del Nodo Norte representa así un nuevo problema que no ha sido afrontado todavía. Es el descontento del hombre con la forma antigua y decadente de su pasado, junto con el gran deseo que siente por descubrir y explorar su más elevado potencial en el futuro. A cada paso que da empieza a sentirse cada vez mejor consigo mismo. Su vida adquiere un nuevo significado a medida que experimenta posibilidades que hasta entonces ni siquiera había considerado. Pero el hombre no alcanza su Nodo Norte hasta no haber viajado previamente hasta los más elevados niveles kármicos de su Nodo Sur. Debe aprender a abandonar graciosamente los hábitos repetitivos y los recuerdos que ya no sirven para un propósito útil en su vida. Debe estar dispuesto a caminar por caminos jamás hollados antes que él. La característica más extraordinaria del Nodo Norte es que, por mucho que el hombre alcance en él, siempre queda mucho más por alcanzar... ya que representa la espiral que se eleva permanentemente hacia la evolución de su dios interior.
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Las cualidades solares de lucidez, claridad y voluntad se aplican a la realización de la propia individualidad; el ideal se debe realizar en uno mismo, lo cual crea una gran tensión, puesto que es muy difícil pretender la máxima lucidez y al mismo tiempo ser el protagonista del ideal de perfección. La claridad para analizar objetivamente cualquier asunto implica necesariamente un cierto distanciamiento afectivo e intelectual del hecho que se observa, y hacer esto con uno mismo representa un reto de difícil logro y exige un cierto desarrollo conceptual que no se consigue sin un tremendo esfuerzo y una enorme voluntad aplicada en conseguirlo. Siempre es preferible lograr en equilibrio entre ambos Nodos que poner énfasis en uno de ellos, y si esto es cierto, en cualquier que sea la posición nodal, lo es más cuando los Nodos se sitúan en el eje de las Casas 1 y 7. En esta relación "yo-los otros" uno puede escoger la vía de la confrontación o la vía del entendimiento y la colaboración. Sea cual sea la forma de relación que uno adopte, el hecho cierto, innegable es que no puede eludir (por lo menos durante periodos dilatados de tiempo) la relación con los demás ya que ésta constituye su senda de crecimiento. Esto es especialmente cierto con el Nodo Norte en la Casa 7, pero también lo es cuando el Nodo Norte está en la Casa 1. El Nodo Sur representa el camino de menor resistencia, lo que ya se conoce, lo habitual y, lo fácil; y situado en la Casa 7 puede convertirse en una escapatoria para eludir la dificultad de construir la propia individualidad. Un falso sentido de humildad (una de las formas más sutiles y corrientes de orgullo) o el miedo a enfrentarse a sí mismo y a asumir la propia responsabilidad, puede llevar a disipar la energía y el potencial de crecimiento en múltiples y variadas relaciones, tanto sentimentales como de cualquier índole. Por lo contrario, un excesivo énfasis en el Nodo Norte en la Casa 1 puede llevar a extremos delirantes de megalomanía. Recuerden que el Nodo Norte se le asignan las cualidades de Júpiter y Venus, o sea justicia, sabiduría, armonía y benevolencia, pero que los excesos de estos planetas son el orgullo, la suficiencia y la excesiva condescendencia y autocomplacencia. Con esta posición nodal la persona debe asumir que él mismo es parte de su programa y que lo más práctico puede ser el aceptar el liderazgo de su propia realización. Si usa positivamente su Nodo Norte la relación con los demás se constituirá a partir de su propia diferenciación; en otras palabras, no modificará su realidad para agradar o para facilitar las relaciones, ni dependerá de los demás para crecer, aunque tampoco puede prescindir de las modificaciones que estas relaciones introducen en su desarrollo como ser independiente. Esto es fácil de entender: Marte y Saturno, las analogías del Nodo Sur con el contrapunto de Venus y Júpiter. La sabiduría y la expansividad de Júpiter se complementan a la perfección con la prudencia y la sobriedad de Saturno, y la energía vital y potencia purificadora de Marte pueden evitar el estancamiento que en este caso representaría una actitud excesivamente tolerante con uno mismo y con los demás, propia de la acción de Venus cuando este planeta se empeña en evitar el conflicto. Otra razón para hallar el punto medio entre ambos Nodos es el evitar en lo posible el movimiento pendular que lleva al individuo de uno a otro Nodo. Cuando esta persona se centra demasiado en su Nodo Sur su individualidad se resiente, empieza a sentir una especie de claustrofobia; necesita de su soledad e intimidad e indefectiblemente, cuando llega al estado de saturación, se separa bruscamente (sin causa aparente que lo justifique ante los demás), y se refugia en sí mismo. Esto se traduce por lo general en la ruptura de las relaciones que hasta ese momento parecían ser un factor imprescindible en la vida de este individuo. Pero tampoco puede permanecer aislado, al margen del resto de los seres humanos, y pronto se da cuenta de que sólo, apoyándose únicamente en sí mismo no puede elevarse, crecer. Le hace falta el punto de referencia y los complementos que representan la relación, e inevitablemente empieza de nuevo otras relaciones que, si no considera el deseable equilibrio entre los Nodos, terminarán de la misma manera que las anteriores. Es frecuente ver entre las personas con estos Nodos el personaje que sacrifica sus relaciones, esposos, socios, para mantener una precaria individualidad; o por lo contrario al ser que se autoanula preso en la red de compañeros y situaciones sociales convencionales que no se atreve a romper.
Nodo Norte Casa 2 - Nodo Sur Casa 8
La Casa 2 simboliza, como es bien sabido, los valores personales, el ser práctico y la confianza en uno mismo. Representa la escala de valores personal, lo que uno acepta, lo que se ingiere (ya sea esto material o espiritual), y todo ello se puede resumir en el mayor o menor bienestar del individuo. En la Casa 2 se saborea la vida. De forma complementaria en la 8 se experimenta la existencia de la muerte y la posterior regeneración. El Nodo Norte en la Casa 2 representa una lucha constante para entender lo que ordinariamente llamamos "realidad"; es como si persona con esta posición nodal se enfrentara por primera vez con el mundo. Esto se traduce en una ilusión por captar todos y cada uno de los fenómenos que la vida le pone por delante. La vida le fascina pero al mismo tiempo se halla, como ante todo lo nuevo, absolutamente falto de la preparación adecuada para hacer uso de ella correctamente. Esta situación es así o se experimenta de esta manera porque este individuo ha de aprender a crear sus propios recursos, ha de aprender a sobrevivir en un medio que le puede parecer muy bello y excitante, pero ante el cual se halla indefenso. Para que esta persona pueda seguir su camino (su particular relación con el mundo) en primer lugar ha de conocerlo. Este conocimiento le permite desarrollar cierto grado de sentido práctico que le protege (en lo material, en lo emocional o en el mental) en su intento de descubrir y saborear el mundo en toda su compleja inmensidad y no ser aniquilado por éste. Con el Nodo Norte en la Casa 2 el individuo se enfrenta al mundo desde de la idea que tiene de sí mismo. De esta relación con el exterior nace la noción de realidad pero si esta relación está falseada por un concepto equivocado de uno mismo, también nace el espejismo, la ilusión de los sentidos o la percepción falsa de esta indivisible unidad del individuo con su entorno. Venus, el regente natural de la Casa 2, está exaltado en la Casa 12 (la analogía de Piscis) y estas dos Casas -la 2 y la 12- flanquean y limitan la Casa 1, por lo que desde cierto ángulo o punto de vista se puede decir que el yo (la Casa 1) está predeterminado por la relación entre su pasado (la Casa 12) y su futuro (la Casa 2). Dicha relación es mucho más evidente cuando el Nodo Norte, de naturaleza Venus-Neptuno (los regentes de Tauro y Piscis y por correspondencia de las Casas 2 y 12) está situado en la Casa 2, ya que obliga a este individuo a proyectarse en la construcción de sí mismo valiéndose de sus propios recursos almacenados en la Casa 12. El "conocedor" (el yo representado por la Casa 1) se enfrenta por primera vez al "campo de conocimiento" o dicho de otro modo el espirito se manifiesta por medio de la materia o el principio activo encuentra el principio pasivo, o también que la Casa 2 señala la cantidad y calidad de la "reacción" que el medio opone a la "acción" del individuo. En el otro extremo del eje se halla el Nodo Sur en la Casa 8, la analogía terrestre de Escorpio. Si en la Casa 2 el individuo podía experimentar la exteriorización, construcción o concreción de su individualidad por el necesario contacto por el medio formalizador (la Luna dadora de la forma está exaltada en el Signo de Tauro y por analogía de la Casa 2) y de la comprensión de la realidad de su ser podía alcanzar algún tipo de iluminación, en la 8 este ser experimenta un determinado tipo de disolución. Tal como se ha dicho los Signos y las Casas de Agua son terminales y señalan el fin de alguna cosa, pero también el inicio de lo mismo en un plano u octava distinta de la anterior, -aunque de alguna manera- correlativa. La Casa 4 señala el fin de una realidad física objetiva y facilita el camino a la percepción de la realidad subjetiva en la Casa 8; ésta disuelve el concepto del yo separado del resto y abre la puerta de la disolución final o fusión en un todo mayor que se produce en la Casa 12, el final de un ciclo de experiencias. El Nodo Sur en la Casa 8 pone a este individuo en un contacto directo con el lado oscuro de la vida (lo contrario de la iluminación alcanzable en la Casa 2) con la violencia, el sexo y la muerte, pero también con la regeneración. Sólo quien tiene presente la muerte puede apreciar la vida, quien sabe de violencia aprecia la benevolencia y quien controla la sexualidad puede deleitarse con el sereno devenir de los hechos naturales. La 8 es la Casa de lo secreto, de lo íntimo, y en cierta manera de lo particular y privado; por el contrario en la Casa 2 todo se hace público porque no hay nada que ocultar. El individuo con el Nodo Sur en la Casa 8 ha sufrido (o está en fase de experimentar) una "muerte" de su Yo emocional, está eliminando aquella parte de sí mismo que le tenía separado del resto, está destruyendo una escala de valores hecha a medida de su particular personalidad y, desde un punto de vista más general y objetivo, absolutamente irreal.
Nodo Norte Casa 3 - Nodo Sur Casa 9
La función del Nodo Norte en la Casa 3 está estrechamente vinculada al desarrollo del sentido común, el cual según se dice es el menos común de todos los sentidos. Desde de un punto de vista astrológico, el sentido no seria nada más que la aplicación de la ley (el orden del "modelo" cósmico, intuido en la Casa 9) en el nivel de actividad ordinaria. Dicho de otra manera el modelo abstracto de la Casa 9 se hace concreto en cada situación vivida por medio de la Casa 3, o, redundando el tema, el ser encuentra su "dirección" (la Casa 9) gracias a la información, contraste y comparación de hechos concretos que le permiten descubrir que, en última instancia, todo responde a un esquema u orden al que llama ley, que señala por su inmutabilidad y atemporalidad el camino o dirección que se ha de seguir. Este esquema se hace visible en la Casa 3 y constituye aquello que en lenguaje místico se define como "hallar a dios en todas las cosas". Con el Nodo Norte en la Casa 3 el problema ya no es encontrar la dirección sino aplicar el esquema antes mencionado en la acción y vivencia de lo cotidiano. Una palabra clave del Nodo Norte en la Casa 3 es compartir. El individuo con el Nodo Sur en la Casa 9 intuye o sabe quizá de un modo difuso que todo obedece a un plan, que existen una reglas a las que es mejor adaptarse porque en definitiva le parece que es lo mejor que se puede hacer y, por esta razón, intenta aplicarlas en su vida y hacerlas comprensibles a los demás, para lo cual intenta descubrir cómo se manifiestan en los hechos cotidianos en los que participa. Está usando su sentido común. Con su actitud muestra a los demás que se rige por principios que obedecen a una ley que está por encima de las leyes temporales y comparte de esta manera con los seres que constituyen su entorno su firme convicción de la existencia de este esquema cósmico. Mostrando, en el nivel práctico del cotidiano, las relaciones que rigen en el Olimpo jupiteriano (la Casa 9) cumple con su función de "Mensajero de los Dioses" (Mercurio, Géminis, la Casa 3). Todas las cosas se transforman o se transmutan si así lo prefieren. Mercurio (la Casa 3) modifica, manipula y transforma el mandato de Júpiter. La función del Nodo Norte en la Casa 3 es la de dar forma mental en cada nivel, hecho o situación, a esquemas, principios o arquetipos que por su naturaleza y originalidad no tienen forma definida (si bien constituye la base de todas las cosas). El Nodo Norte en la Casa 3 es un traductor y un difusor de ideas o formas mentales adaptables a cada momento y situación. Da forma temporal a aquello que por su esencia no tiene tiempo ni forma. Así pues el Nodo Norte en la Casa 3 actualiza en uno mismo (posibilitando de esta manera su manifestación) el modelo cósmico del que todos nosotros formamos parte. Saturno es la ley en sí mismo, Júpiter el legislador, pero es Mercurio quien aplica y la hace real día a día, situación a situación. Si no fuese por Mercurio el hombre no tendría conciencia de la existencia de un orden divino y, en consecuencia, no podría llegar a ser (actuar) como un dios. Por eso la Casa 3 (las ideas concretas) es igual de importancia que la Casa 9 (el modelo abstracto que origina los distintos modelos concretos y que es patrimonio de todos aquellos que están "por encima" de cualquier forma en que éste se manifieste) y el individuo con este eje nodal puede hacerse autoconsciente de la realidad que subyace en la base de todas las "realidades" objetivas. Géminis (la Casa 3) rige (en el cuerpo humano) las cuerdas vocales, y éstas son simbólicamente las columnas situadas en la puerta de entrada del templo de Salomón. En la Casa 3 se halla oculta la palabra clave que abre esta puerta; la Casa 3 es la entrada al reino de los hombres liberados. En otras palabras, el principio mental concreto es lo que separa el hombre del reino animal y lo individualiza. Es asimismo el puente al principio abstracto, el reino de los dioses, de los que han superado la individuación de lo concreto (que separa a unos de los otros) y que están unidos en la inmortalidad de lo que no tiene formas perecederas en el tiempo. Por Mercurio (regente de la Casa 3) se llega a Júpiter (regente de la Casa 9) y también Mercurio deja a Saturno (Chronos, el tiempo) sin sus atributos. Para transcender el tiempo se empieza por la Casa 3 y el Nodo Norte situado en esta Casa induce al individuo a descubrir la ley -lo intemporal- en todas y cada una de las cosas que experimenta. Aprecia en el exterior, en su entorno (la Casa 3) el prototipo intuido por su Nodo Sur en la Casa 9 y al actuar en consecuencia aplica "el reino de los cielos" aquí en la Tierra.
Nodo Norte Casa 4 - Nodo Sur Casa 10
El propósito del Nodo Norte en la Casa 4 es la de dar a la luz la sensibilidad individualizada del ser humano. La sensibilidad es una cualidad del alma y en la Casa 4 esta sensibilidad se independiza del sentir grupal y hace germinar un principio de conciencia individual. La función del Nodo Norte en esta Casa es la de tomar conciencia como ser independiente. Sensibilidad y conciencia son en este caso sinónimos. La situación del Nodo Norte en la Casa 4 provoca una vibración única, diferenciada de las vibraciones del entorno. El calor de Marte agita la densa materia saturnina y con esta acción causa ondas concéntricas en el medio acuoso de la Casa 4, atrayendo hacia sí partículas de la misma cualidad de esta onda vibratoria. Esta concentración crea un núcleo que con el tiempo constituye un centro diferenciado. Es el principio de la individuación. Este símil (en lo físico) explica que hace el alma para desarrollar una sensibilidad propia. El afecto y la compasión son cualidades básicas que se han de desarrollar dado que son las primeras productoras de conciencia. Como esta persona está desarrollando una idea en sí misma sólo se ve afectada al principio por todo aquello que le atañe muy personalmente. Es ella y su pequeño mundo. El espíritu de supervivencia es lo más fuerte. Se protege y no permite que nada interfiera en su proceso de crecimiento como ego diferenciado. "Conmigo o contra mi" es la primera ley que aprende y practica. Ésta es una posición nodal donde la vocación de desarrollo del Nodo Norte se manifiesta con más fuerza ya que, no en vano, lo que está en juego es la autoconciencia como ser único. En la defensa del Yo incipiente es donde la cualidad marciana del Nodo Sur se expresa con mayor agresividad; sin embargo, esto se halla compensado por una comprensión difusa, aún no personalizada, de pertenecer a un Todo Mayor. Este instinto hace que la mayoría de las veces esta persona toma el camino correcto que, en su caso particular, es el que mejor le provee, generalmente sin demasiada conciencia de ello, de un modelo o estructura cósmica sobre el cual crear su propio mundo particular. De no ser así estaría expuesto a crear mundos aberrantes. El equilibrio que pueda lograr entre el modelo presentido en su Nodo Sur y su particular creación en el Nodo Norte determinará el éxito o el fracaso de su gestión. Es difícil determinar, al examinar a la Casa 4 si el individuo objeto de estudio actúa como un mero receptor del modelo cósmico (representado por la Casa 10) proporcionando solamente el "medio" para que éste germine y se desarrolle o si por el contrario, tomando conciencia de su función creadora, interviene en el proceso acelerándolo de acuerdo con el plan previsto (el modelo) interfiriendo en su desarrollo según sea el grado de conciencia que haya alcanzado. Es decir, si se limita a dar forma el modelo previsto, sin conciencia de ello, sin intervención personal, se puede decir que este ser es pensado por otra entidad -el modelo- ajeno a él mismo. En este caso hace las funciones de madre, es una analogía de la Madre Tierra, y realiza las mismas funciones que ésta hace con sus criaturas. Esta persona trabaja básicamente con su Nodo Norte en detrimento de su Nodo Sur. Pero si en curso de su gradual desarrollo el individuo alcanza a comprender -al menos en parte- que él es un ser individualizado, y -en consecuencia- con el plan único, personalizado y que solo él puede desarrollar, entonces colabora para acelerar este plan evolutivo, es decir trabaja al unísono con sus Nodos. Sabe que él es, al mismo tiempo, la semilla y el campo de cultivo. Reúne en sí mismo los dos principios, es al mismo tiempo padre y madre. Posteriormente, cuando obtiene más luz sobre su propia individualidad se da cuenta de que la mejor manera de acelerar el crecimiento de su conciencia es seguir el plan, el modelo, sin ninguna interferencia por su parte. Desde ese momento hace "lo que debe hacer" (lo mismo que al principio, cuando todavía "era pensado") pero ahora lo hace con plena conciencia de lo que está sucediendo. Ahora usa su Nodo Norte como si fuera su Nodo Sur, ahora todo él es el propósito. A partir de este momento la Casa 4 representa al padre, porque este individuo ha fundido las dos Casas en una sola, ya no tiene dos polos sino solamente una linea vertical que une Cielo y Tierra. Las relaciones con sus padres biológicos son importantes para esta persona, pues en ellos puede ver el modelo de sus dos polaridades nodales. Esta es una posición difícil de los Nodos de la Luna ya que el individuo ha de romper con la ciega obediencia a patrones de conducta (la Casa 4 representa el pasado, la herencia, todo lo ancestral tanto en lo personal como en el social) para, posteriormente, llegar a una situación de comprensión que propicie la obediencia inteligente a dichos patrones. La diferencia estriba en que al principio uno obedece a la forma en que estos patrones han sido percibidos, y al final uno comulga con la esencia que de ellos se deriva. Sólo viendo el sentido interno puede el hombre liberarse de la forma. El lapsus de tiempo que media entre ambas concepciones del mundo es una lucha continua para hallar el sentido original de la propia existencia. Entre la obediencia del que no sabe y la obediencia del que sabe, el ser experimenta la destrucción de todas sus máscaras. Tradicionalmente la Casa 4 simboliza "el final de la vida", esto hace referencia a la conciencia de la forma y, como todo final es un principio simboliza también el nacimiento de la conciencia del alma. Con esta posición el individuo puede tomar conciencia de su inmortalidad.
Nodo Norte Casa 5 - Nodo Sur Casa 11
La Casa 5 forma parte del triángulo de las Casas personales, el triángulo del elemento Fuego y cuando en el transcurso del año llega la época de Leo (el álter ego de la Casa 5) las meases están las cargadas de grano y el color dorado cumbre los campos. Es el momento de máximo esplendor del año; sin embargo, los frutos no están todavía maduros para que puedan recogerse. Sirva esta metáfora campestre para introducir la Casa 5. Tal como es ha dicho, la energía circula en triángulos y la Casa 5 forma parte del triángulo equilátero con la Casa 1 y la Casa 9. En su aspecto centrifugo la energía circula de izquierda a derecha lo que hace que, dada su situación en el Mapa Natal, la 5 se experimenta como la expresión de la Casa 1 y ésta, como es sabido, simboliza la totalidad del individuo. La Casa 5 es pues la expresión, la acción, del ser representado por el Mapa Natal. El número cinco o la estrella de cinco puntas, representa el principio espiritual en el hombre (recuerden que el número del hombre es el nueve: el cinco del espíritu más el cuatro de la materia); y si al espíritu se le da categoría de causa (capaz de modificar la materia, el cuatro) de la cual derivan los distintos efectos perceptibles, decir que la Casa 5 es la expresión del individuo equivale a decir que es la expresión de la parte espiritual de éste, o también que lo único real y capaz de expresarse en un individuo es su espíritu. Así pues el espíritu del hombre se hace perceptible, a través de la acción, por medio de la Casa 5. Dicho de otra manera: la 5 representa la luminosidad del individuo. La Casa 5 simboliza a los hijos y éstos, según palabras de Carlos Castaneda, "roban" parte de la luminosidad de sus padres (representados por la madre en la Casa 10 y el padre en la Casa 4), y el Sol, regente de Leo y de la Casa 5 está representado por la lámina diecinueve del Tarot y tiene su exaltación en el grado diecinueve de Aries, el individuo en sí mismo. Así pues la expresión del espíritu o luminosidad del individuo está en relación directa al grado de síntesis que haya conseguido integrar en él mismo de los principios representados por sus padres; sumando el valor numérico de las Casas 4, 10 y 5, expresado en el número diecinueve. El zodiaco es una estructura de una coherencia extraordinaria que admite múltiples lecturas, y es un excelente ejercicio de comprensión el ir alternando, cuando se lo estudia, los distintos ángulos de visión. A veces, lo que desde de un determinado punto de vista puede parecer oscuro, se clarifica al interpretarlo desde de otra óptica distinta, siempre y cuando la analogía se aplique correctamente. El Nodo Norte en la Casa 5 induce al individuo a sintetizar en sí mismo toda la luminosidad posible y en consecuencia a brillar en medio de los demás. La tendencia acumulada en el Nodo Sur en la Casa 11 es la de dispersar el brillo natural en beneficio del conjunto social, en una acción aparentemente altruista pero que esconde una sutil evasión de mostrar la propia esencia. Mostrar la natural brillantez equivale a aceptar el role de luminaria y esto implica una demanda por parte de los demás a que uno mantenga siempre la misma tensión lumínica. Evidentemente lo más cómodo es reducir la propia luminosidad a la potencia media del grupo al que pertenece. Este es el dilema: concentrar la luz y llegar a ser un faro para los demás (tal como indica el Nodo Norte) o bien diluirse para no destacar y de esta forma, en la comodidad del grupo, sentirse seguro. Como siempre en la síntesis de ambos radica el punto donde el individuo puede concentrar luz (que es lo mismo que concentrar poder) y al mismo tiempo mantener su conexión con el resto de los seres luminosos a los que, quiera o no, está unido. Todos saben que a una acción se le opone una reacción de la misma fuerza pero en sentido contrario, es decir que toda acción crea karma; dicho de otro modo, todo lo que el individuo hace (la Casa 5) genera su karma futuro, tanto si esta acción comporta una respuesta inmediata o cercana en el tiempo (en cuyo caso recaerá sobre él en esta vida) como si su efecto por la índole de la acción se manifiesta más tarde, en otras vidas. Como la acción de la Casa 5 se manifiesta más tarde en la Casa 9 (recuerden que la energía se mueve en triángulos) hay que ver esta Casa para saber cuáles serán sus posibles efectos. Si lo anterior se interpreta en términos de luz se verá claro que la función del Nodo Norte en la Casa 5 es mantener, y si es posible acrecentar, la propia luminosidad; entendiendo que cada vez que la luz baja de potencia genera una situación de oscuridad "kármica" que en su momento tendrá que ser iluminado por la luz que genera el calor (producto de la fricción de toda acción en sentido contrario al natural devenir de cada individuo en particular). La persona con el Nodo Norte en la Casa 5 es muy propensa -hasta que acepte mostrar su particular caudal de luz- a los enamoramientos. La Casa 5 rige el amor y al principio, cuando se es joven, las personas están más dispuestas a fundirse en una sola luz (con lo cual reparten responsabilidad) que no a mantener su propio tono. Juntos iluminan más aunque es posible que uno sea como una bombilla de cien vatios y el otro sólo de cuarenta. Ambos se benefician de la unión, pero cada uno tiene una responsabilidad diferente y esto hay que aceptarlo.
Nodo Norte Casa 6 - Nodo Sur Casa 12
Los cuatro Signos que forman la Cruz Mutable (Sagitario, Géminis, Piscis y Virgo), así como sus Casas análogas (9, 3, 12 y 6) son Signos y Casas de traspaso de una realidad a otra realidad; son los puentes que enlazan las distintas funciones a las que puede acceder el ser humano, tanto en una dirección -cuando la energía se densífica- como en la contraria, cuando el ser se eleva sobre sí mismo. La secuencia en la dirección "descendente" seria la siguiente: El Fuego de Sagitario -la pura intuición- se hace pensamiento por medio del Aire de Géminis, el uso de la capacidad de pensar genera sensibilidad, el Agua de Piscis, que finalmente fertiliza la Tierra de Virgo. La misma secuencia se puede leer en sentido contrario y desde de la materialidad más absoluta, pragmática y centrada en sí misma, ascender desandando el camino hasta la más pura y despersonalizada concepción del ser humano. Desde de la 6, la Casa más pragmática del zodíaco, se puede alcanzar la liberación total de la rueda de las encarnaciones por medio de la Casa 12 si el individuo está decidido a ello e impulsándose en la sólida base de lo concreto, sintetiza (en el plano material de la Casa 6) el gran sacrificio que simboliza la Casa 12. Los ejes de las Casas 9-3 y 12-6 tienen muchas cosas en común. En ambos están involucrados los mismos regentes. Júpiter y Mercurio, y no es casualidad que tradicionalmente se considere que el Nodo Norte rige Virgo y está exaltado en Géminis, y el Nodo Sur rige Piscis y está exaltado en Sagitario. Si la energía o principio vital cambia de plano por medio de los Signos Mutables y (por otro lado) los Nodos son la puerta de entrada de esta energía al planeta Tierra, es licito deducir que el Fuego (la energía más pura) entra por medio del Nodo Sur en Sagitario (el Signo Mutable de Fuego) y no alcanza su concreción hasta la plena realización del Nodo Norte en Virgo (el Signo Mutable de Tierra). Por analogía la Casa 6 representa la máxima materialización de la energía más pura, en consecuencia, es desde de esta Casa donde se puede empezar a desandar el camino. La misión del Nodo Norte en la Casa 6 consiste en darse cuenta del "sacrificio" que simbólicamente representa que el principio de vida "descienda" hasta el nivel de máxima concretización para que, por este sacrificio, la materia densa pueda transmutarse en espíritu. El principio de vida o conciencia es lo que permite la evolución; por esta razón el individuo con el Nodo Norte en la Casa 6 debe conciliar no sólo el Agua de su Nodo Sur en la Casa 12 (esto sólo es la primera parte del programa) con la Tierra de la Casa 6, sino que debe aspirar a sintetizar el Fuego del espíritu en la Tierra de este planeta. Es similar a lo que ocurre con el Nodo Norte en la Casa 3, sólo que allí se manifiesta en el plano de las ideas y aquí, en la Casa 6, se debe llevar al mundo de lo tangible. Si este individuo consigue sintetizar este Fuego realmente está trabajando, no para sí mismo sino para todo el planeta Tierra. Este sacrificio de lo personal en favor de la totalidad del planeta Tierra es ni más ni menos, una analogía de lo que representa la figura de Cristo. Por supuesto que en la cotidianidad de la vida ordinaria, la manifestación de lo descrito anteriormente se muestra de manera mucha más clara, está como escondido, enmarañado en formas de actuar que -a primera vista- en poco o nada se distinguen de las actuaciones de otras personas. Sin embargo, si se está atento, se percibe que la persona con el Nodo Norte en la Casa 6 siente en muchas ocasiones, una insatisfacción general ante la vida que no termina de gustarle, ni de aceptarla tal como ésta se desarrolla. No concuerda con su ideal, y casi siempre tiene el dilema de decidir entre manipular esta realidad o evadirse de ella, retirarse en sí mismo, física o psicológicamente. Le cuesta admitir que su ideal (que tampoco tiene claro) y la realidad hay muchos pasos intermedios, entre el blanco y el negro existen muchos grises. Hay una analogía entre su concepto de lo que debe hacer y el concepto de "salud". Lo que está sano (física, emocional o mentalmente) está bien, es correcto; pero olvida que el concepto salud es relativo que no es igual para todos, y que entre el sano y lo insano también hay multitud de grises intermedios. Estar pendiente de un ideal tan "perfecto" es para esta persona contraproducente ya que puede caer en el circulo vicioso de "como no puedo alcanzarlo, no hago nada". La actitud contraria es la adecuada para esta persona. Debe aprender a trabajar en cosas concretas, aplicar su idea de perfección a todo lo que hace participar plenamente en todo lo ordinario que la vida le ofrece. Los problemas están aquí y es aquí donde deben solucionarse. Su misión kármica -su Dharma- es trabajar al servicio de los demás, en el nivel en que éstos se hallan. No se le puede imponer la "perfección" a nadie, y esta persona debe evitar su tendencia a "probar" a examinar a los demás, a ver si son tan honestos como el cree que deben ser. El individuo con el Nodo Norte en la Casa 6 es un "especialista" en descubrir errores en los demás y, desde de su punto de vista, es muy bueno en esta labor. Descubre imperfecciones en todo. Cualquier cosa que hagan los otros se puede mejorar pero, en lugar de dar simplemente su opinión de cómo él cree que las cosas estarían mejor realizadas, se limita (no sin cierto placer) a poner énfasis en lo mal hecho. No se da cuenta de que con esta actitud se convierte en un parásito que no sabe nada, sino criticar. Esta es la razón para que él haga las cosas por sí mismo y se dé cuenta de que también las hace mal. En última instancia a quien está probando es a sí mismo y como él tampoco alcanza esta perfección, cae en frecuentes depresiones que lo inhabilitan para seguir trabajando tanto para sí como para los demás. Su Nodo Sur en la Casa 12 le capacita para soñar, pero demasiado énfasis en este punto le inutiliza para la vida práctica y obstaculiza el desarrollo del Nodo Norte en la 6. Su máxima preocupación debe ser trabajar y si se examina a fondo verá que el puesto que mejor se amolda a su personalidad y a su programa es el de "segundo a bordo" es decir la función que mejor hace, donde es más útil, es de la persona en la sombra, a la que nadie conoce pero que con su eficiencia les soluciona los problemas a los demás, a los que figuran, a los que tienen el Nodo Norte en Leo o en la Casa 5 (recuerden que la Casa 6 es la Casa 2 de la Casa 5, es decir los "recursos" de la 5). De esta manera podrá canalizar de forma útil para el mundo toda su sensibilidad acumulada y su "sacrificio" se verá compensado por logros reales en el plano más real para todos nosotros, el de la Tierra. Esta actitud sintetiza el eje nodal 6-12 y ayuda a este individuo a encontrar su centro, su particular "gris" entre el banco y negro.
Nodo Norte Casa 7 - Nodo Sur Casa 1
El Nodo Sur en la Casa 1, especialmente si está conjunto al Ascendente, implica una situación personal ciertamente difícil. Especulando con la simbología del número uno como inicio de un ciclo y también con la connotación de pasado atribuida al Nodo Sur se podría, en consecuencia, decir que el pasado (Nodo Sur) esta persona completó un determinado ciclo de experiencias y que ahora, en el presente, dispone de todo este caudal acumulado como punto de partida (la Casa 1) para una nueva experimentación. Esto que, en parte, es consubstancial a todos los ejes nodales, es particularmente cierto y adquiere especial relevancia en esta situación nodal. Este individuo tiene alguna faceta de su personalidad muy bien desarrollada, hay alguna cosa que él sabe hacer muy bien, conoce parte de sí mismo en profundidad y esto que le singulariza es al mismo tiempo su gran virtud y su gran dificultad. La Casa 1 simboliza el Yo en su conjunto y la Casa 7 al No-Yo, es decir a todo lo que está más allá de la propia piel, nuestra particular frontera con el mundo exterior. El Nodo Norte en la Casa 7 empuja a este individuo a participar, como parte de su desarrollo personal, en los asuntos del mundo pero este ser siente un miedo difuso hacia todo y su colaboración con los demás por lo general se limita a ciertas aportaciones personales, técnicas, artísticas o de cualquier otra índole, en las que no se sienta involucrado en su totalidad. En el caso de hombres de ciencia, descubridores, artistas o técnicos que participan en la sociedad con sus obras, más que con su propia individualidad que prefieren mantener separada del intercambio social que representa su Nodo Norte en la Casa 7. Como ordinariamente la sociedad se mueve por parámetros adecuados al quehacer de la "gente mayor", a este individuo durante la primera parte de su vida (y esta medida es muy variable), le cuesta -y en algunos casos se niega a ello- adaptarse a esta reglas y, en consecuencia retrasa su crecimiento (siempre desde el punto de vista de la sociedad). Se nota en estas personas cierto infantilismo, más en las formas que en el fondo, que es su rechazo a un mundo al que tiene miedo, y que más adelante, cuando encuentran su particular forma de relación con este mundo tiende a desaparecer, aunque siempre conservan algún rasgo de esta actitud anterior. No es de extrañar pues que la persona con el Nodo Sur en la Casa 1 tenga necesidad de un protector que le introduzca y le guíe en las tareas del mundo y que en su infancia encuentra en la figura del padre. El propósito del Nodo Norte en la Casa 7 es compartir y lo que hay que compartir es uno mismo y no sólo la habilidades que uno posee, por grandes que estas sean. Esta posición de los Nodos de la Luna en la 1-7 es extremadamente potente y, si el individuo no lucha con todas sus fuerzas para conseguir un equilibrio entre ambos Nodos, constituye un obstáculo al que no podrá vencer. Recuérdese que el Nodo Sur tiene la naturaleza de Marte y Saturno, que está situado en la Casa 1 (la regencia natural de Marte) y que este planeta está exaltado en Capricornio, regido por Saturno. Como se puede apreciar por lo anterior, el tándem Marte-Saturno adquiere, debido a esta posición nodal, una gran fuerza que el individuo ha de intentar controlar. Ocurre lo mismo con el Nodo Norte, de naturaleza Venus-Júpiter, situado en la Casa 7, regencia natural de Venus (este planeta se halla exaltado en Piscis, regido por Júpiter-Neptuno). Ambos Nodos son igualmente potentes, y si se tiene en cuenta que las Casas 1 y 7 forman parte de la Cruz Cardinal que afecta directamente a la conducta del individuo, mucho más que las circunstancias con que se encuentra, éste dispone hasta cierto punto de la libertad para dirigir su vida en una dirección o en otra. Si potencia su Nodo Sur seguirá el sendero del Karma-Yoga, Saturno y Marte actuarán conjuntamente sobre su personalidad en una serie de acciones y situaciones a las que no podrá evadirse, hasta que -vencido el egoísmo de la propia y particular evolución- dirija sus ojos al Nodo Norte. Si, por el contrario, únicamente potencia su Nodo Norte sigue el sendero del Bhakti-Yoga -el Yoga de la Devoción- evadiendo por lo general la responsabilidad del propio esfuerzo, poniéndose en manos de algún gurú o maestro (recuerden su tendencia a buscar un protector). En todos los ejes nodales el equilibrio y la síntesis es necesario, pero en éste es imprescindible. Una solución bastante buena y muy frecuente, es la de proyectar la propia acción (Marte) en actividades de índole artística (Venus) tales como pintar o escribir. Es una forma de canalizar el propio crecimiento sin entrar en conflicto abierto con todo lo que representa la Casa 7, aunque tarde o temprano este individuo se verá enfrentado a la experiencia de compartirse a sí mismo con los demás. Toda la problemática anteriormente descrita se pone de manifiesto en las relaciones con la pareja que es donde, por lo general, este individuo se ve confrontado a solucionar su propio problema de disolución de su ego en favor del conjunto social.
Nodo Norte Casa 8 - Nodo Sur Casa 2
El Signo de Escorpio -analogía celeste de la Casa 8- está simbolizada por tres animales: la serpiente, el águila y el escorpión, representando cada uno de ellos distintos niveles de desarrollo de este Signo zodiacal. El mayor problema de debe resolver cualquier individuo en la etapa evolutiva representada por el escorpión es el de la separatividad. Este animal tiene, como es sabido, la capacidad de autodestruirse clavándose su propio aguijón que en esta etapa simboliza la particular idea que cada uno tiene del mundo y de sí mismo. Esto queda mucho más claro cuando se estudia la Casa 8, el contrapunto terrestre del Signo de Escorpio. La persona con este eje nodal tiene el problema de que constantemente está contraponiendo sus propios valores a los demás. Su idea de identidad y de autoestima se basa en que puede imponer, o no, su personal escala de valores a las otras personas. Dado que el problema es "contraponer", la solución es "compartir", y ésa es precisamente la misión del Nodo Norte en la Casa 8. Todo guarda equilibrio en los procesos evolutivos de la naturaleza, incluyendo al hombre como parte integrante de la misma, con la particularidad de que éste puede por un acto de voluntad (aun sin ser consciente de ello) ir "contra-natura" ya sea por un proceso de aceleración que le permite avanzarse a lo que tiene programado de forma natural o, por el contrario, tomar una actitud de inhibición que retrasa su lógico crecimiento. A toda acción se opone una reacción de la misma fuerza pero de sentido contrario. Este esquema de equilibrio básico sirve para entender la mecánica de funcionamiento de todos los ejes y polaridades que constantemente se encuentran al analizar un Mapa astrológico. Los Signos, las Casas, los planetas y los aspectos que entre sí forman estos elementos se complementan y se equilibran. El Nodo Norte y el Nodo Sur se equilibran, y conseguir equilibrio es vital cuando las Casas involucradas son la 2 y la 8. El individuo con el Nodo Sur en la Casa 2 posee un sentido muy desarrollado del valor de sus recursos personales. Su determinación es crecer y usa estos valores (su particular visión del mundo, su verdad) como límite y frontera que le aíslan, pero que le ofrecen la seguridad de seguir siendo él mismo (o dicho de otra manera su escala de valores le preserva del mundo). El espíritu de supervivencia inclina a esta persona a cerrar el circulo en torno a ella misma, toda su energía revierte nuevamente en ella, a ser posible incrementada. Ésta es su forma de avanzar. A lo largo del tiempo ha ido acumulando experiencias que ahora constituyen el sedimento de sus valores; todos sus esfuerzos anteriores han consolidado una base estable y una idea de sí mismo como individuo. Sin embargo, esto que hasta ahora le había sido de utilidad para crecer, se convierte en un incómodo lastre que le impide de seguir avanzando y es cuando ha de recurrir al Nodo Norte en la Casa 8. El simbolismo de esta Casa es bien conocido por todos los astrólogos: representa muerte, destrucción, sexo, degeneración y regeneración, así como los valores de los demás. A simple vista puede parecer una Casa terrorífica, pero si se la analiza con discernimiento se ve la necesidad de tales procesos para proseguir la tarea evolutiva del ser humano. El Nodo Norte en la Casa 8 obliga al individuo a salir de su propio nido, a enfrentarse a situaciones fuera del propio control y a compartir para sobrevivir. El individuo con esta posición nodal ha de exponerse a la muerte, es decir a la destrucción de los límites del Yo si pretende descubrir lo indestructible que hay en cada persona o ser vivo. En la Casa 8 ha de morir el sentimiento de lo personal, ha de terminar la noción del yo aislado, y ha de dar paso al sentimiento de compartir con otro. Hay que contrastar la visión que cada uno tiene del mundo con las visiones de las otras personas, de esta manera todas se enriquecen y al mismo tiempo se eliminan visiones que, por lo que tiene de particular, resultan falsas. Esto es difícil ya que a todos nos cuesta cambiar de idea, por esta razón la Casa 8 obliga por medio de las circunstancias a poner en tela de juicio los propios valores. Para la persona con el Nodo Norte en la Casa 8, compartir con los demás su concepto de la vida es imprescindible. No se trata de imponer nuestros valores a los demás (énfasis en la Casa 2) ni de dejar que los otros nos impongan los suyos (énfasis en la Casa 8) sino de conseguir la interacción de ambos sistemas y equilibrarlos para descubrir un principio de verdad en ellos, una verdad más impersonal. Todas la Casas de Agua (4, 8 y 12) son terminales, algo acaba y algo nace; en la 4 nace el sentimiento de lo personal, en la Casa 8 el sentimiento de lo impersonal (la comunión con los demás) y en la Casa 12 el sentimiento de lo universal (la comunión con la totalidad de lo existente) y el "Gran Sacrificio" de la disolución final del yo como entidad separada. El Nodo Norte en la Casa 8 utiliza una estrategia poderosa para eliminar las fronteras del yo, usa el sexo como medio de fusión de dos personas. Por medio del sexo el hombre puede transcender la idea del yo separado. La lucha entre la Casa 2 y la 8 es impresionante; por un lado el poder del dinero y por otro el poder del sexo y equidistante de ambos la simple y pura noción de poder. La Casa 2 preservara los límites del yo, y el dinero (como síntesis material de cualquier tipo de "valor") es el medio para mantener el poder en el cual basa su noción de identidad. La Casa 8 intenta destruir el sentido de identidad separada y para ello dispone de tres poderes invencibles: la muerte en sí misma, tanto física como psicológica, y ante la cual nada puede hacer el hombre; el sexo entendido como belleza y regeneración (la capacidad de dar vida) frente al cual uno deja siempre parte de uno mismo, y la escala de valores de los demás que minimiza y pone en su lugar a lo personal. El poder de la Casa 8 es total y tarde o temprano el hombre sucumbe a él. El Nodo Norte en la Casa 8 nos abre la puerta de lo oscuro, instintivo y apasionante en nosotros, destroza las protecciones, y nos lanza al campo de batalla del plano astral, el plano de las emociones. La lucha en este nivel nos sensibiliza y nos capacita para apreciar los valores de lo intangible. Los planos invisibles empiezan a ser tan reales como los concretos, como los que estamos acostumbrados a ver. La dureza del elemento Tierra (Tauro-Casa 2) se ablanda por la acción del Agua (Escorpio-Casa 8); y la Tierra pierde su forma y, en contrapartida, es fertilizada (Conjunción Venus-Marte).
Nodo Norte Casa 9 - Nodo Sur Casa 3
Esotéricamente se dice que el nueve es el número del hombre ya que es la suma del cuatro (la materia) y el cinco (el espíritu). Evidentemente esto se refiere al hombre plenamente realizado, al que ha sabido sintetizar en sí mismo la tierra que le sirve de base y fundamento y el cielo al que dirige sus aspiraciones. Sólo cuando el individuo llega a este elevado punto de fusión de ambas energías, la celeste y la terrestre, se le puede considerar desde el punto de vista espiritual, realmente un hombre. El Nodo Norte en la Casa 9 enfrenta al individuo con la necesidad, más o menos consciente, de dirigir todas sus energías en una sola dirección. "De la multiplicidad a la unidad" podría ser el lema de este eje nodal y esto tiene varias lecturas. Se puede interpretar en una primera aproximación como un hecho cuantitativo; de la cantidad de situaciones ordinarias, locales, cotidianas o de cercanías -propias de la Casa 3- se escoge una y se eleva a la categoría de singular, única o extraordinaria propia de la Casa 9. Visto desde de esta óptica cuando la idea, persona o situación escogida no responde a las expectativas previstas, simplemente se cambia por otra del "almacén" de la Casa 3. Algo así como aquello de "a rey muerto, rey puesto". Hay, sin embargo, otra lectura más intrínseca de la Casa 9 que, como se sabe, es la Casa de los ideales. De la multiplicidad de aspiraciones (o de multiplicidad de formas que toma la aspiración) el individuo escoge una en detrimento de las demás. En el primer caso la persona escoge una idea entre muchas ideas, y en el segundo escoge una interpretación de esta idea también entre muchas otras posibles interpretaciones. De ahí la "regencia" de la Casa 9 sobre los abogados, jueces y, en general, sobre todos los que interpretan la ley pero no sobre la propia ley, la cual está simbolizada por la Casa 10, el número perfecto. La elección en el primer caso está en decidir, de entre todo lo que conforma nuestro entorno, aquello que queremos convertir en ideal, en extraordinario. Esto representa el primer paso, el primer intento de otorgar categoría "divina" o de "percibir a dios" en cualquiera de las cosas que nos rodean ya sean éstas externas o internas. El segundo paso consiste en seleccionar cuál de los muchos "atributos" divinos preferimos. En el primer caso "creamos" a dios, en el segundo lo interpretamos. Siguiendo el hilo conductor es fácil deducir que cuanto más "lejos" situemos el ideal, tanto más abstracto e incluyente será; y por el contrario, cuanto más "cerca", más atributos reconocibles -en consecuencia alcanzables- tendrá este. Así es el juego de la Casa 9, lo que explica que el individuo con esta posición nodal sienta la necesidad de situar su ideal lo más lejos posible, es decir, le es difícil creer en los dioses cercanos, en dioses que participen de lo material y, en consecuencia, dirige sus aspiraciones al mundo de lo espiritual. Si es perseverante en su propósito, y de verdad desea alcanzar este ideal, pronto se da cuenta de que la verdad tiene una cualidad circular y que aquello que él buscaba "lejos" se halla en realidad, en todas partes: ha dado la vuelta para regresar al mismo sitio y ahora sabe que todo, incluido él mismo, participa de este dios o ideal que tanto ansia. Pero si por el contrario se detiene en cualquier de las presentaciones de la verdad -por elevada que éstas pueden parecer- ha seleccionado solamente un atributo, un fragmento, una interpretación de la ley y, en consecuencia, en lugar de creer en la verdad ha creído en un dogma. Puede llegar a ser un hombre de conocimiento o un santo (si su talento es de un místico) pero también un inquisidor que sólo tolera su propia verdad. No sólo la correcta dirección es imprescindible, sino también la potencia y la persistencia en seguir el camino iniciado. La flecha que se desvía no da en el blanco, del mismo modo aquel que constantemente cambia de dirección no puede apreciar el sentido circular que todo movimiento tiene esta realidad globular o esférica en la que todos nosotros estamos inmersos. Lógicamente a esta persona que tiene el Nodo Sur en la Casa 3 (la analogía de Géminis) le es muy difícil seleccionar. Está acostumbrado y se mueve con facilidad en el inacabable mundo de las dualidades, la multiplicidad le apasiona y su interés se dispersa en los infinitos brillos y colores de la cambiante realidad ordinaria. Pero si quiere poner fin al dilema o hallar algún tipo de síntesis, ha de realizar el esfuerzo de dirigir toda su atención a aquello que de entre todo él considere lo más elevado (no importa que esto sea algo difuso, al principio no puede ser de otra manera). Con el tiempo apreciará que todo aquello que consideraba elementos separados y, en consecuencia, con entidad propia, no son sino caras de un mismo todo, fases de un solo devenir, situaciones en el tiempo, de algo que en sí mismo es atemporal. El secreto de Nodo Norte en la Casa 9 radica en restar, en eliminar todas las posibles lecturas o interpretaciones, en evitar todas las periferias o expansiones de ese "algo" central. El centro de la diana es la realidad última para este eje nodal. La capacidad expansiva de Júpiter (el regenta natural de la Casa 9) hay que contrarrestarla con el sentido de la medida y de la proporción de Saturno, el regente de la Casa 10. Una diana es el centro que se expande de ondas concéntricas, pero ninguna de estas ondas es el centro. El corazón, el centro por antonomasia, no es la sístole ni la diástole; ni lo centrifugo ni lo centrípeto, ni Júpiter ni Saturno, sino todo a la vez. Para controlar las periferias hay que dirigir la flecha al centro y no desviarse. Una vez alcanzado este centro se controlen desde el corazón todas sus manifestaciones posibles. El amor (o la ley de cohesión si así lo prefieren) es el hilo conductor para comprender la totalidad de lo existente.
Nodo Norte Casa 10 - Nodo Sur Casa 4
Lo público (simbolizado por la 10) y lo privado (simbolizado por la 4) son los dos conceptos que, interpretados de forma muy amplia, mejor definen el significado de este eje nodal. El Nodo Sur -cuya connotación con lo lunar y con la idea de pasado es evidente- refuerza, por su posición en la Casa 4, la noción de ancestral y de raíz del ser humano que tradicionalmente se atribuye a esta Casa zodiacal que, no por casualidad, constituye la base de todo el horóscopo. La Casa 4 es la Octava Inferior o contrapunto objetivo de Cáncer y, en consecuencia, es una Casa de Agua, al igual que Cáncer un Signo de Agua. De lo que antecede se puede deducir con facilidad que el simbolismo de pasado (de algo que ya se posee, de habilidad innata, o de herencia genética) atribuible al Nodo Sur hay que interpretarlo en el nivel propio de este elemento. El Agua se ha emparejado desde siempre con el mundo de las emociones, con lo psíquico, con lo "liquido" o con los "humores" del ser humano; con el lunar, lo fértil, y en definitiva, con el alma, el eterno intermediario entre lo sólido y lo etéreo, entre el cuerpo y el espíritu. Así pues, el Nodo Sur en la Casa 4 nos habla de los logros que hemos alcanzado en el trabajo de desarrollar y perfeccionar el sistema de conexión y toma de contacto entre las distintas realidades que componen la totalidad de nosotros mismos; nos informa del estado actual del alma. Y esto es absolutamente íntimo y privado. La persona con esta posición nodal es feliz y se encuentra cómoda en la intimidad misma que, a lo sumo, comparte con los más próximos afectivamente hablando. Ocurre, sin embargo, que la Casa 4, como todas las de Agua, es una Casa terminal y lo que, debido a la situación del eje nodal, debe terminar y es precisamente la preponderancia, casi exclusiva, de lo privado en la vida de este individuo. La Casa 4 representa el nido y el Nodo Sur el huevo conteniendo dentro de sí una vida en potencia que, para expresarse, necesariamente ha de romper la cáscara y abandonar la seguridad y comodidad que este nido le proporciona. Salir del refugio de lo personal y volar por encima del nido, proporciona una correcta visión de la propia proporción. El sentido de la medida se alcanza cuando no existe diferencia alguna entre lo privado y lo público, entre lo subjetivo y lo objetivo. La ley, atributo de Saturno (la Casa 10) es ley precisamente porque no establece diferencias entre un hombre y otro hombre. Ambos son iguales. El Nodo Norte en la Casa 10 induce al individuo a salir de su propio cascarón y a fundir su intimidad con la intimidad de los demás, es la sensibilidad puesta al servicio de la sociedad. Esta posición de los Nodos es muy delicada puesto que el individuo ha de escoger (si no consigue equilibrar la presión de ambos Nodos) entre exponer su sensibilidad a la intemperie de lo público o encerrada en la prisión de un mundo "privatizado" donde lentamente languidece por falta de aire renovador. El Nodo Norte en la Casa 10 es práctico, y lo es por el sentido de la proporción y del valor real que las cosas adquieren cuando se miran a "vista de pájaro". Con el Nodo Norte en la Casa 10 (la 10 representa la cima más elevada) la persona puede recibir las "tablas de la ley" y aplicar esta ley entre los demás, es decir, se ha convertido en "La Ley", porque actúa según ella. Por esta razón el individuo con el Nodo Norte en la Casa 10 llega a ser un punto de mira, una referencia y un ejemplo para los otros y, por su carisma, se convierte en un dirigente. La Casa 10 (Medio Cielo) es a lo más alto a lo que el hombre puede llegar en este mundo; más allá ya no es un hombre sino un semidiós o un dios trabajando en niveles fuera de lo ordinario. La Casa 4 proporciona el sentido de continuidad de uno mismo, la experiencia de un "Yo" ligado a las cosas, la "vivencia" de un mundo que debe su coherencia al hecho de que es interpretado por el prisma de la visión subjetiva del individuo. Un mundo que existe porque existe el individuo que lo mira. Es como si esta persona llevase a la espalda un mundo acabado, limitado a sí mismo, donde todo está bajo un estricto control, incluso los "descontroles" emocionales a los que tiene cierta propensión. El drama de esta posición nodal estriba en que el individuo tiende a integrar a este pequeño universo cualquier "novedad" que se filtra desde el exterior. Si no lo consigue, siente que su identidad -su Yo- está amenazado. Esta actitud, si se prolonga en el tiempo, conduce al individuo a vivir en un mundo hecho a su medida que termina por ahogarlo en su propia particularidad. Por el contrario, el Nodo Norte en la Casa 10 induce a la persona a disolver su sentido de continuidad en un universo que existe al margen de las distintas individualidades que lo conforman. Este universo es un pacto, un acuerdo o consenso previo y, al mismo tiempo, posterior al desarrollo de las distintas individualidades de los hombres. Por eso, cuando la persona con el Nodo Norte en la Casa 10 se decide a salir de sí misma se da cuenta del pacto y está en disposición de regular su devenir particular y el de los demás, porque este pacto es la ley y él se ajusta a ella. El eje entre la Casa 4 y 10 constituye la vertical del Mapa Natal. Representa al hombre erecto, al que es capaz de elevarse sobre sí mismo y alcanzar las alturas de su propia realización; es pues un símbolo realmente importante. Esta vertical conecta lo privado y personal con el público y universal; la introversión necesaria para conocerse con la extroversión imprescindible para actuar en el mundo; el movimiento centrifugo con el centrípeto; y en definitiva. simbolizada la posibilidad de hallar el equilibrio y síntesis necesaria para reconocerse uno individualizado inserto en el Uno mayor que integra a la totalidad de los seres. El individuo con esta posición nodal se ve empujado a la universalidad, a sentir que su "hogar" es el mundo y que su padre y madre son, al margen de sus progenitores biológicos, dos principios o polaridades: lo terrestre y lo celeste, la esencia y la substancia; y que él, el hombre erecto, firmemente asentado sobre sus pies, puede conectar y fundir en sí mismo estos dos principios. En consecuencia el Nodo Norte en la Casa 10 brinda la posibilidad de llegar a ser un hombre realizado y, posteriormente, poder ser un guía para sus semejantes que estén más atrasados en este mismo camino.
Nodo Norte Casa 11 - Nodo Sur Casa 5
El eje nodal entre las Casas 5 y 11 involucra dos grandes triángulos; el triángulo de las Casas personales (1, 5 y 9) analogía del Fuego del espíritu y el triángulo de las Casas de Aire (3, 7 y 11) que simbolizan -entre otras cosas- el "medio" en el que nos toca vivir. La Casa 5 es el sector de máxima expresión del individuo (la energía se manifiesta en triángulos), y está en Trígono al Ascendente, y representa el "aquí y ahora" del individuo simbolizado por la Casa 1. Este "aquí y ahora" es absolutamente subjetivo, particular e íntimo, y tiene su contrapunto y complemento en la Casa 11, el "aquí y ahora" de todo el conjunto social. La idea de crecimiento "personal" (implícita en la Casa 5) tiene un límite natural, una frontera conceptual. Un individuo puede crecer "aislado" hasta un cierto punto más allá del, cual si quiere seguir su progreso, ha de comprender que -aunque sigue siendo un individuo- es también parte de un organismo mayor (en este caso el reino humano) y que sólo el crecimiento de este todo mayor le permitirá seguir su crecimiento particular. El desarrollo y progreso de este todo mayor al que el hombre pertenece está simbolizado por la Casa 11. Así pues, el individuo con el Nodo Norte en la Casa 11 está en disposición de entender la dicotomía yo-nosotros y enfocar su esfuerzo y su caudal creativo a logros comunes a toda la humanidad. Esta situación es la génesis de los ideales: lo general se antepone a lo particular, el bien común al bien particular. El Ser encuentra su equilibrio en el equilibrio del conjunto mayor: en primer lugar su familia, después el entorno inmediato, el grupo social al cual pertenece, su nación, su raza, y así en unidades cada vez mayores hasta alcanzar una mente que abarca todo el Cosmos (Casa 12). En este momento este ser ha sintonizado con el espíritu Acuario, la analogía superior o álter ego de la Casa 11. Posiblemente la persona con el Nodo Sur en la Casa 5 se encuentra a gusto consigo mismo; posiblemente su individualidad esté bien construida y el conocimiento de sí misma sea lo suficientemente objetivo y real y no necesite de los demás para hallar su propio centro. Puede ser que esta persona posea ya un innato equilibrio que le capacite para desenvolverse sin demasiados problemas, que haya hallado su sitio en el mundo. Sin embargo, y sin que todo lo anterior deje de ser cierto, esta persona puede estar en un error, puede -dicho de otra manera- estar cegada por su propia luz. Con el Nodo Sur en la Casa 5 a la persona le es fácil manifestarse, su individualidad fluye sin trabas y puede creer que esto ya es suficiente. Tiene facilidad para conocerse, para comprenderse; y reconoce que ha llegado a un cierto grado de desarrollo que le hace sentirse completo. De esta conciencia nacen sus dos problemas principales: el orgullo y la pereza. Manifestarse "tal como uno es" representa el camino fácil, el sendero de menor resistencia y, al mismo tiempo, da satisfacción al propio ego. La tentación de mirarse el ombligo, de dar vueltas en torno a uno mismo es, con esta posición nodal, muy fuerte y la megalomanía difícil de evitar. Lo último que una persona con estos Nodos debe hacer es encerrarse en sí misma. Si cree que ya ha llegado, y está completa, detiene su movimiento y empieza a entrar en contradicción con su entorno, que si se está moviendo. Va contra corriente y esto provoca una fricción que destruye su individualidad y si, para protegerse, se encierra aún más en sí mismo, indefectiblemente se ahogará en su propia insuficiencia. Por el contrario, si este ser usa su facultad creadora, su capacidad de autoproyección en favor de instancias suprapersonales no sólo puede ser de gran ayuda al desenvolvimiento general sino que, al fluir de manera armónica con la gran corriente de lo hechos, amplia la visión de si mismo y se ve como una pieza necesaria en el conjunto de piezas indispensables que componen la gran máquina de la humanidad. Esta conciencia del ser (de existir como parte de un todo) justifica ante sus propios ojos su función en el mundo y, progresivamente, se autocontrola y controla -de alguna manera- el proyecto general en el que participa. Ha hallado su "aquí y ahora" del todo. La noción de presente de este eje nodal es de gran importancia, y la persona se equivoca tanto si se encierra en sí misma (lo que equivale a permanecer en el pasado) como si se pierde en ideales y ensoñaciones de futuro, propio de su excesivo énfasis del Nodo Norte en la Casa 11. La necesidad de equilibrar ambos Nodos es obvia en cualquier que sea la posición de éstos, pero en este eje nodal que -como se ha dicho anteriormente- se debe manifestar en un rabioso presente, es absolutamente imprescindible puesto que cualquier desequilibrio se experimenta de inmediato y no a largo plazo, como puede suceder en otras posiciones nodales. Paradójicamente esta urgencia de equilibrio nodal se produce, en un eje, donde conseguirla es particularmente difícil. La Casa 5 es donde el ser se manifiesta, donde actúa, donde se produce su acción, donde -en consecuencia- está generando su karma futuro. Por el contrario, la Casa 11 (la Casa 5 de la 7) es donde los demás (lo que no soy yo) están actuando; es decir, en este eje se confronta la acción de la sociedad como un todo. Dicho de otro modo, en la Casa 5 "yo hago lo que quiero" (sigo mi propia ley), y en la Casa 11 "yo hago lo que debo hacer" (sigo la ley general de todos los hombres). "Libertat versus compromiso"; y lo óptimo seria, en este caso, la libertad en el compromiso. La 5 es la Casa de lo personal y la 11 de lo impersonal. La Casa 11 es la de los conceptos abstractos y la Casa 5 la de las manifestaciones concretas, por eso es difícil encontrar la justa medida, la equidistancia entre ambas, pero la persona con los Nodos en estas Casas puede lograrlo. El amor como concepto está simbolizado por la Casa 11 (la amistad, la fraternidad, los ideales sociales y humanitarios) y el amor como posesión o proyección de uno mismo está representado por la Casa 5 (los amores, los hijos) donde todo se experimenta como parte y acción del Yo. Fundir la noción de lo particular en la noción de lo general es función de este eje nodal y cualquier desequilibrio se experimentará como una restricción si el énfasis se pone en el Nodo Sur (Saturno y Marte actuando sobre el libre fluir del individuo) o como una desintegración de la individualidad si el énfasis está en el Nodo Norte. Los excesos de Júpiter y la autocomplacencia de Venus no tienen el "límite" de Saturno ni el "rigor" de Marte.
Nodo Norte Casa 12 - Nodo Sur Casa 6
Es importante recordar una vez más, que las Casas de Agua son Casas terminales, que en todas ellas hay algo que llega a su fin y que, en contrapartida algo nuevo nace. Las Casas de Agua (y opuestas las Casas de Tierra) son Casas negativas; es decir, receptivas. Reciben la semilla de las Casas positivas, y engendran y dan forma a este impulso vital o voluntad de Ser. Las unas sin las otras serian completamente inútiles. Lo que en las Casas de Agua nace como lo que termina es todo lo que se refiere a la forma. El impulso de vida no muere, simplemente cambia de forma. La Casa 4 es el inicio y final de la forma física. Esta Casa -analogía de Cáncer- nutre y desarrolla el esquema o esqueleto que como modelo le proporciona la Casa opuesta, la Casa 10, analogía de Capricornio, el cristal (observen que los cristales son estructuras geométricas y por lo tanto se corresponden con todo lo que simboliza Saturno, Capricornio y la Casa 10, y que, sin embargo, están regidos por la Luna, Cáncer y la Casa 4), cuyo diseño geométrico, más o menos irregular, se puede ir rectificando hasta conseguir el poliedro regular. Es labor del hombre pulir las caras de su particular polipero hasta hacerlo brillar como un refulgente diamante. Al final de un larguísimo proceso el "Agua" de Cáncer -Casa 4- cuya imagen más idónea es la de un torrente, al igual que si se tratara de "cantos rodados" convertirá este diamante en una perfecta y luminosa esfera, la forma que usan para su expresión los Logos, tanto planetarios como cósmicos. Lo que en la Casa 4 se pierde o se disuelve es la forma o la estructura geométrica, la parte mineral del ser humano. En la Casa 8, analogía natural de Escorpio regido por Marte-Plutón lo que se pierde o elimina es la forma emocional. Hoy en día todo el mundo es consciente de que la forma física tiene un proceso de desarrollo, plenitud y decadencia, pero no se es tan consciente de que este mismo proceso se repite en los estados emocionales y mentales. Lo que nace y muere en la Casa 8 es el Yo identificado con el deseo. Muerte y regeneración, conceptos típicos y tópicos relacionados con la 8, nos hablan de la muerte del Yo separado de los demás. La "identidad", basada en una serie de formas de hacer y de sentir y en la repetición de unos circuitos de reacción o normas de conducta, que interpretamos como "lo que somos" y como usamos como una etiqueta para diferenciarnos ante los demás, se disuelve en la Casa 8. El vacío emocional es indispensable para que el pensador, el verdadero Yo, para que pueda usar la mente sin condicionamiento alguno, y de esta manera logre captar la realidad de los hechos, en lugar de visiones distorsionadas por la propia emotividad. Conocer lo real, una meta de la Casa 2 (opuesta a la 8) y, en consecuencia, lograr algún tipo de iluminación, sólo es posible si previamente el individuo ha disuelto su espejismo como "ser" separado de los demás y no tiene ya un exterior, un no-yo ante el cual deba preservar determinada imagen. En consecuencia, es libre de participar con plena conciencia de las corrientes de pensamiento que crean y mantienen el mundo tal y como es. En la Casa 8 muere la imagen de uno mismo y se atraviesa el desierto de la nada previo a todo real conocimiento de la existencia. Todo este largo preámbulo ha sido necesario para encarar la Casa 12 con un mínimo perspectiva. La Casa 12 es el final por antonomasia, el final de los finales, la última Casa del zodiaco, y lo que en esta Casa se pierde es la forma humana. Parodiando a Carlos Castaneda, se podría decir que, llegados a este punto, el individuo descubre el molde del hombre, y, entendiéndolo, es capaz de perder su forma. Ahora puede ser sólo voluntad y propósito. Hace lo que debe hacer porque no hay nada "personal" en su acción que le distraiga o le estorbe. Si todo el proceso vivido a lo largo de las doce Casas ha sido correcto, el individuo deja de verse afectado por la influencia de los doce Signos (las "Casas" del Logos Solar). Es, en consecuencia, un pequeño Sol, ha descubierto su naturaleza real y ha "perdido" su "forma humana". Siguiendo con los Signos el mismo proceso que con las Casas, llegará un día en el que éstos dejan de afectarle, y empiece a sentirse influido por las Constelaciones (las "Casas" del Logos Cósmico). Entonces perderá su "forma solar" y descubrirá su naturaleza cósmica. Pero este prometedor devenir se inicia, precisamente, si se supera la prueba de la Casa 12. El Nodo Norte en la Casa 12 brinda la oportunidad de disolver la personalidad en un todo mayor, en una comunión "oceánica" con la totalidad de lo existente. Dominado el cuerpo físico en la Casa 4, controla la emoción en la Casa 8, sólo queda convertir la mente en obediente instrumento en manos del pensador. Tradicionalmente a la Casa 12 se le asignan conceptos tales como reclusión, encierro (voluntario o no), hospitales, larga enfermedad, etc... y todos ellos reflejan de una manera u otra alejamiento de lo cotidiano, de lo ordinario; es decir, la Casa 12 implica "salir del mundo" y este "mundo" es la compleja red de creencias, códigos aprendidos, sentimientos, acciones y reacciones que constituyen nuestra "realidad", nuestro mundo ordinario, nuestro propio engaño. En la Casa 12, como en un desván, se ha ido acumulando los trastos viejos que un día fueron útiles pero que ahora debemos desechar para seguir adelante. Éste es el dilema de los Nodos en el eje 6-12: el Nodo Norte en la Casa 12 nos inclina a perderlo todo, mientras que en el Nodo Sur en Casa 6 nos recuerda que todos y cada uno de los elementos acumulados han sido y son parte de nuestra personalidad, de nosotros mismos. Nosotros somos "ellos". Si los abandonamos ¿qué somos? Sin embargo, para alcanzar nuestra naturaleza solar es imprescindible perder nuestra naturaleza terrestre, perder la forma humana, y esto pasa por descubrir el "molde" a partir del cual estamos hechos. Los significados tradicionales de la 6 son claramente divergentes. Por otro lado nos habla de lo cotidiano (trabajo, pequeños problemas) y de todo lo particular o particularizable (esto respondería al inventario del "todo" que conforma nuestra personalidad), pero por otro lado la Casa 6 -analogía de Virgo- nos habla de la doncella virgen e inmaculada que da luz al Niño Cristo, y estas dos vertientes de la Casa 6 no son antagónicas. Es posible vivir con la totalidad del mundo siempre y cuando nosotros sepamos que no somos eso. Dependerá de nuestro apego o no a las "cosas", el poder nacer a una nueva realidad (prometida en la Casa 12) o permanecer identificados con las experiencias estratificadas de todo nuestro pasado.
Puiggros "Los Nodos de la Luna".
Puiggros "Los Nodos de la Luna".