Uno de los aspectos más intrigantes de la astrología, así como uno de los más representativos, es el de la suerte. Aunque con anterioridad ya se han dado definiciones menores de este punto tan especifico en el horóscopo, ningún trabajo ha sido todavía capaz de especificar con claridad el significado exacto de esta importantísima área del Mapa Natal: la Parte de la Fortuna. Simboliza el lugar del horóscopo a través del cual el Sol, la Luna y el Ascendente están en la mejor armonía que puede existir entre ellos y se expresan fácilmente como la mejor ventaja para el individuo. Cuando el hombre experimenta altibajos, desgracias y tribulaciones, le mantiene un rayo de esperanza que apunta hacia la prosperidad final de su destino. Cuando la vida cotidiana se vuelve contra él, sabe que en adelante habrá días mejores. Durante estos días, cuando sienta una mayor felicidad en su interior, puede tener la impresión de que sus pensamientos, emociones y actividades le están acercando a la meta que su alma desea sinceramente. Más allá de sus necesidades inmediatas, cada hombre tiene en sí mismo la estructura de sus aspiraciones. Es este marco de ideales el que le muestra la diferencia entre el bien y el mal. Cuando un hombre se demarca de sus limites, pierde su sentido del bien y del mal; si permanece dentro de ellos, le resulta fácil comprender que todo lo que conduce a los ideales está bien y todo lo que le aleja está mal. Así, el concepto de bien y mal para cada individuo no es tanto producto de la moralidad de la sociedad en que vive como de los medios a través de los cuales puede reconocer todos esos ideales intangibles que ha definido para sí mismo como sus objetivos particulares. Conseguirlos le proporcionaría toda una vida de júbilo. Ninguno de nosotros está tan viejo o cansado como para creer en cuentos de hadas o en la presencia de algún dios; espera el definitivo sueño lejano más allá del horizonte de su propia imaginación. Es este intangible sentimiento de esperanza lo que da al hombre no sólo su entusiasmo por la vida y su deseo de conseguir más que sus logros actuales, sino también una poderosa fe en un final optimista de su futuro destino. Cada individuo sabe de manera innata que en algún lugar existe un "cuerno de oro" al final de su arco iris. Para llegar a él, el hombre desea atravesar las tormentas de la vida de las que emerge como "capitán de su propio barco". Las pruebas y adversidades que se procura y conserva son sólo las olas de los mares por los que viaja hacia su tierra prometida. La superación de un obstáculo en el camino hacia el objetivo idealista le acerca a uno a la playa. Resulta obvio que los ideales de felicidad son muchos y variados. Es por ello que cada individuo tiene el espacio y las opciones suficientes para personalizar a su manera el ideal particular que le aportará la más fantástica sensación de alegría y satisfacción. En lenguaje astrológico, el cuerno de oro se conoce como la Parte de la Fortuna. Es mediante la expresión de este punto que uno se siente más como en casa y es consciente de su posición correcta en la vida. La Parte de la Fortuna es también el punto mediante el cual uno se siente enraizado en el centro de su ser. En ocasiones puede tardarse toda una vida en conseguir los objetivos e ideales deseados. Para aquellos afortunados que logran esa dorada vibración en un momento temprano de su vida, debería existir mucha lucha comprimida en un periodo de tiempo relativamente corto. Así, está claro que la Parte de la Fortuna funciona mejor para un individuo en la segunda mitad de su vida que durante su juventud. A causa de su carácter peculiar y de la promesa de tanto bien como pueda abarcarse, la Parte de la Fortuna representa ese lugar del horóscopo en el que, en su interior, el individuo sabe que no debe comprometer sus ideales. No sólo lucha contra sus propios conflictos, sino con los de la gente que le rodea para experimentar interiormente y expresar de puertas afuera toda la belleza de lo que sabe que es posible. El Signo solar representa los factores que constituyen la esencia del individuo -un don- que hacen de la persona únicamente ella misma. Mediante el Signo lunar, uno aprende a adaptarse al mundo cambiante. La Luna es el almacén de los hábitos adquiridos para sobrevivir. El hombre se mide con respecto al mundo en que vive y trata de mantener un equilibrio entre las necesidades que sustentarán su Signo solar y aquellas que la sociedad permite satisfacer en un momento dado. A través del Signo lunar, uno considera las necesidades y opiniones de otras personas, y mediante respuestas significativas a ellos, los sostiene a ambos (él mismo y los demás). El equilibrio entre las emociones, experimentado por la Luna, y las necesidades del Sol, y su integración, forman un nuevo sentido de ser que capacita al individuo a experimentar en la vida un objetivo simple y directo. El sentido de ser abre al individuo a una conciencia de los ideales que estructuran la dirección y el objetivo. La ley del tres está siempre presente en astrología. Cada Signo del zodíaco está dividido en tres decanatos, hay treinta grados para cada Signo -tres veces diez-, cada cuadrante del zodíaco contiene tres fases, existen tres cualidades para los elementos: Cardinal, Fijo y Mutable. La geometría, con lo cual la astrología está directamente relacionada, permite al hombre construir el triángulo físico que es la forma arquitectónica más resistente para un individuo. El Ascendente es el tercer factor que equilibra los Signos solar y lunar. Todas las energías planetarias se experimentan y se expresan a través del Ascendente. Es aquí, particularmente, que la pugna entre el Sol y la Luna se sentirá con más fuerza. Aquí, uno desarrolla la personalidad que le permite ocuparse cómodamente de sus necesidades y sentimientos. Las dificultades experimentadas al afrontar circunstancias externas generalmente fuerza a la mayoría de la gente a utilizar el Ascendente para armonizar las energías de la Luna a expensas de las del Sol. De este modo, la personalidad desarrollada en el Ascendente también se usa como fachada mediadora para templar todo lo que un individuo siente y todo cuanto cree que los otros piensan que debería sentir. Eso concentra gran atención en la Luna, pero en realidad dice muy poco de las necesidades del Signo solar. Cuando la personalidad, simbolizada por el Ascendente, y el sí mismo emocional o habitual, simbolizado por la Luna, pueden dominar al Sol, estamos frente a una situación en la que la base de la pirámide es considerada más importante que el vértice. La base existe para soportar el vértice, y no al revés. Para reajustar el equilibrio, un individuo debe ser más consciente del poder de su Signo solar. Al igual que el planeta Júpiter, la Parte de la Fortuna también promete abundancia. Sin embargo, en sentido nato comprende mucho más del ser del individuo que cualquier planeta en concreto. Pone en armonía al sujeto con el medio en el que le será más fácil triunfar y define para cada uno dónde estará su particular y singular éxito. También muestra la necesidad más fuerte de una persona, mediante la definición de la tónica en que vibra todo su ser. Ya que la Parte de la Fortuna depende de cómo utilice el individuo su Sol, su Luna y su Ascendente, los beneficios que de ella recibirá dependerán del funcionamiento de esos tres factores en su horóscopo. Si se han usado negativamente, la Parte de la Fortuna puede parecer una parte de desgracia. Esto ocurre porque el individuo no ha intentado elevar su conciencia representada por la Luna. Resulta fácil observar por qué ello es así cuando uno se da cuenta de que al desplazar el Sol hacia el Ascendente es el nuevo emplazamiento de la Luna la que en realidad determina la Parte de la Fortuna en el horóscopo. Si el individuo ha estado usando su Luna con fluidez, y como parte dinámica e integradora del horóscopo, o sea, armonizando el alma con el resto de su ser, entonces puede esperarse que la Parte de la Fortuna funcione positivamente. Por otro lado, cuando un individuo ha estado usando su Luna como almacén para los malos recuerdos, cabe esperar que la Parte de la Fortuna no funcione positivamente. Incluso en el peor de los casos la Luna representa crecimiento, cambio, el desarrollo de nuevas costumbres y la iniciación a nuevas aptitudes emocionales que acabarán ayudando a elevar el propio karma.
La Parte de la Fortuna simboliza la mayor recompensa que puede recibir un individuo. Por lo tanto se convierte en un punto muy importante y delicado del horóscopo y, en consecuencia, todo el Mapa puede leerse a través de él. Podemos ver la forma en que las energías planetarias pueden usarse para situar al individuo en el camino de la gran promesa. Una vez hecho, todos los obstáculos, conflictos y tensiones que aparecen en la Carta Astral pueden considerarse como herramientas o importantes escalones para el logro de esa meta singular que aportará al individuo la mayor de las felicidades. El horóscopo adquiere ahora una perspectiva más amplia. Más que centrarse en cualquier conflicto o problema particular del individuo, dirige la atención hacia ese punto especifico del Mapa en que la persona puede encontrar la expresividad y la alegría más grandes. En consecuencia, una persona puede aprender a utilizar todas sus energías planetarias, enfocándolas en el área del más vehemente deseo del alma. Como determinante focal, la Parte de la Fortuna brinda una visión más allá de lo que percibe la mente concreta, y crea la propia perspectiva para la apertura de la mente intuitiva o elevada. Esta apertura deja que emergen las metas e ideales verdaderos, dando expresión a la naturaleza esencial del alma. La espiral gira hacia dentro y hacia fuera a la vez. La Parte de la Fortuna siempre tiene una cualidad divina que está más allá de los esfuerzos personales del individuo, sus creencias y su sensación de felicidad. Por lo tanto, es importante que en la búsqueda de un individuo de lo que es mejor para él no viole lo que, a la larga, es mejor para la evolución de la sociedad en la que forma parte. Por esta razón, todos los factores que se oponen al florecimiento de la Parte de la Fortuna de un individuo deben ser tratados de la forma más positiva posible. La respuesta a todo esto radica en la habilidad para ser completamente impersonal con todos esos factores, circunstancias y acontecimientos que se encuentran en la Casa y el Signo opuesto a la Parte de la Fortuna. Éstos factores mundiales o universales que pueden distraernos fácilmente de la trayectoria especifica que conducirá a la gran felicidad. Uno debe aprender el modo de aceptar estos factores y tratar con ellos de forma que guíen la evolución del mundo de manera que no sólo coopera la voluntad divina, sino que al mismo tiempo permanezca impersonal para todos aquellos factores que parecen oponerse al sentido personal de felicidad. El individuo confronta su yo impersonal en la Casa y Signo opuestos a la Parte de la Fortuna. Eso tiende a crear una fuerte tendencia a reformar las actitudes y modelos de conducta de los demás. Aquí, uno empieza a comprender la parte de sí mismo que no es personal, pero que en vez de ello refleja el papel jugado en el plan magistral. Si en esta área, uno expresa amor, comprensión y sabiduría, uno está cumpliendo una obligación de la Conciencia Cósmica. Cuanto más capaces seamos de hacerlo, más podremos experimentar la Parte de la Fortuna. En este acercamiento existe una supresión de todas las fuerzas negativas del yo personal mediante el reconocimiento y la expresión de aquella parte de nosotros que es nuestro dios interno, el Yo Impersonal. El sentimiento personal de felicidad, tal como se encuentra en la Parte de la Fortuna, y el sentimiento personal de felicidad como lo encontramos al expresar un aspecto más universal del yo a través del Signo opuesto, pueden estar en armonía el uno con el otro más que en conflicto. El grado exacto y el Signo que se oponen a la Parte de la Fortuna mediante los cuales cada uno de nosotros experimenta una parte de la realidad universal, les llamo la "conciencia impersonal". Cuando un individuo satisface su parte de conciencia impersonal, el suministro y el apoyo recibido de esta área del Mapa Natal se vuelve sumamente abundante. No sólo empieza a eliminar obstáculos que de otro modo habría en el modo de experimentar los grandes beneficios de la Parte de la Fortuna, sino que de hecho da el sentido de perspectiva correcto a través del cual uno puede sentir una gran satisfacción personal. Al mismo tiempo, permite conocer que uno es parte integrante de la totalidad cósmica. Poco importa aquí si el hombre considera a dios como algo lejano, una divinidad nebulosa, o la suma total de la realidad cósmica perceptible. Lo que importa es que el sentido buena fortuna y felicidad de un individuo es imposible sin su sentimiento de cooperación con algún poder supremo. Si ese alto poder es algo infinito en lo que uno cree, o el origen de un universo perfectamente equilibrado, o simplemente lo que armoniza a la persona, no se trata de que en el reconocimiento y cooperación con esta fuerza radique todo el potencial para experimentar una gran felicidad, y la comprensión de cómo la vida de uno es parte que discurre del río de toda vida.
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La Parte de la Fortuna y el Horizonte
La Parte de la Fortuna actúa de forma distinta cuando aparece en los diferentes hemisferios del horóscopo. Cuando aparece bajo el horizonte, el don de la satisfacción que experimenta la persona está en el dar. La mayor felicidad se consigue mediante todo aquello que da a los demás. Cuanto más capaz sea de dar, más satisfacción es capaz de experimentar. Cuando aparece en el hemisferio superior, el individuo está destinado a recibir una especie de bendición de los demás. Considerándolo desde un punto de vista kármico, sin duda su alma se lo ganó en vidas de servicio previas. El individuo que recibe futuras recompensas está ganándoselas ahora a través de su Parte de la Fortuna en el hemisferio inferior. Eso muestra claramente si una persona está viviendo un karma de siembra o de recolección en su vida actual. El individuo con su Parte de la Fortuna en el hemisferio inferior planta ahora las semillas del amor, para recibir lo mismo en el futuro. No hay mayor satisfacción que la que uno experimenta al dar. El individuo que tiene su Parte de la Fortuna en el hemisferio superior vive un karma de recolección del que recibe la cosecha de lo que plantó en el pasado; y recibir con humildad y gratitud es ser verdadero merecedor de ese regalo.
Cuadraturas con la Parte de la Fortuna
Si los planetas están en Cuadratura con la Parte de la Fortuna, uno está tentado a creer que privarán a un individuo de su felicidad. Nada más lejos de la verdad. En realidad, provocaran una tensión que lleva a la persona en dirección a la acción. Según Freud, la acción es lo que saca a la persona de su estado de sueño. Cuanto más hace, actúa, participa, trabaja, se esfuerza, etc., más cerca puede estar uno de convertir sus sueños en realidad. Soñar o fantasear sobre lo que nos aportará la felicidad es no conseguirla. Admitir que el logro de los mayores deseos de uno será el producto de hacer acopio de fuerzas es el primer paso hacia su consecución. Cuanto más difíciles son los planetas que forman Cuadraturas, más profundamente cavará el individuo el pozo de la adversidad para dejar más espacio para que entre su felicidad. Uno debe tener siempre en mente que todo lo que uno hace radica en eso, de modo que pueden formularse quejas sobre las tareas implicadas, sino más bien en definir clara y firmemente la trayectoria y los modos y medios que le ayudarán a conseguir los resultados más positivos de la Parte de la Fortuna. Los planetas que forman Cuadratura pueden aportar al individuo la satisfacción de sus deseos en las primeras etapas de su vida, o de la forma más sencilla. Aquí, la persona tiene que recordar que la felicidad es mucho más difícil de mantener que de conseguir. Puede que el individuo desea ser cantante, y gracias a la Cuadratura con la Parte de la Fortuna en la Casa 10 puede invertir el esfuerzo para realizar eventualmente un disco de éxito. De entre las millares de cantantes que consiguen un disco de éxito, ¿qué porcentaje consigue en realidad un segundo éxito, o un tercero? De hecho, menos del uno por ciento es capaz de tener éxito en el éxito. Considerándolo desde de otra área del horóscopo, un individuo puede tener la Parte de la Fortuna en la Casa 11 con Cuadraturas a ella, y estas ayudan a proporcionar la energía para buscar amistades activamente. Pero, dado que estos amigos llegan con bastante facilidad a causa de la energía canalizada en esa dirección, no pueden mantenerse mucho tiempo, ya que no se cumple todo el valor de lo que se ha conseguido. De modo que, en esencia, las Cuadraturas con la Parte de la Fortuna crean una energía dinámica que el individuo puede utilizar a fin de alcanzar su mayor felicidad. Tanto si ésta llega fácilmente o con dificultad, tanto si tarda un periodo de tiempo relativamente corto como toda una vida, no hay nada más grande que convertirse en parte de la "felicidad" misma. La lección de estas Cuadraturas es que la recompensa bien vale un esfuerzo.
Trígonos con la Parte de la Fortuna
Los planetas que forman Trígonos con la Parte de la Fortuna aportan a la vida del individuo circunstancias externas que le llevarán hasta su felicidad. Con estos aspectos, resulta muy importante que no vaya activamente en pos de su Parte de la Fortuna, ya que le esquivará en cada esquina si lo hace. Por otro lado, aprendiendo simplemente a dejarse llevar por las circunstancias, personas y acontecimientos que entran y salen de su vida, conseguirá automáticamente su Parte de la Fortuna sin intentarlo de forma consciente. Los Trígonos siempre aportan experiencias exteriores, pero no siempre con la facilidad que uno piensa. Los planetas más complicados en Trígono ponen al individuo en algunas circunstancias bastantes difíciles a manos de los demás. Sin embargo, es precisamente a través de ellas, que acabará dándose cuenta de sus deseos. Cuando el individuo tiene Cuadraturas con la Parte de la Fortuna, su camino parece más directo porque procede de su interior. Pero cuando su horóscopo muestra Trígonos con este punto, parece ir en muchas direcciones distintas -esencialmente deslizándose dentro y fuera de las realidades con las que uno se encuentra. Estas realidades representan de algún modo lo que la Parte de la Fortuna representa para él. Es el individuo que "recorre una milla tortuosa", pero sin embargo todavía sabe a donde va. Y lo más interesante es que a menudo llega allí a pesar de sí mismo. Cuando los Trígonos con la Parte de la Fortuna vienen de los planetas transpersonales, al individuo le resulta tremendamente fácil realizar sus sueños. Una y otra vez, parece ser muy afortunado en la única área que simboliza su Parte de la Fortuna. La lección aquí es, por supuesto, no llevar su suerte demasiado lejos, sino más bien apreciarlas como Parte de la Fortuna divina de la que, por alguna razón desconocida, ha sido merecedor.
Oposiciones con la Parte de la Fortuna
Los planetas que están en Oposición con la Parte de la Fortuna forman a su vez Conjunciones con la parte de la conciencia impersonal. Así, lo que aparentemente quitan a un individuo en un área, se le otorgan en otra. Estos planetas funcionan mejor cuando una persona no trata de usarlos en beneficio propio. No es tanto que uno necesite obligatoriamente ser más una persona que da que una que toma, o incluso verlo en este espectro. En vez de eso, es más importante que estas energías planetarias sean utilizadas sin tener relación con poseer o ser dueño de las funciones que representan o los productos que originan. Un aire de objetividad les ayuda a funcionar mejor y no impiden de ningún modo que una persona experimenta la "felicidad" prometida en su Parte de la Fortuna. Estos planetas simbolizan las formas en que un individuo participa en el mundo a través de una conciencia impersonal. De este modo, le muestran de qué manera es exactamente igual que cualquier otro, más que apuntar hacia la unicidad que uno tiende a querer encontrar en uno mismo como una estructura de identidad del propio ego. Aunque estos planetas no tienen que funcionar a nivel personal, el individuo puede ver a través de ellos las formas en que es parte del flujo de las experiencias de la vida comunes a todo el mundo. Y, a un nivel personal, eso le otorgue el sentido de pertenencia del que de otro modo no seria consciente.
Los planetas que están en Oposición con la Parte de la Fortuna forman a su vez Conjunciones con la parte de la conciencia impersonal. Así, lo que aparentemente quitan a un individuo en un área, se le otorgan en otra. Estos planetas funcionan mejor cuando una persona no trata de usarlos en beneficio propio. No es tanto que uno necesite obligatoriamente ser más una persona que da que una que toma, o incluso verlo en este espectro. En vez de eso, es más importante que estas energías planetarias sean utilizadas sin tener relación con poseer o ser dueño de las funciones que representan o los productos que originan. Un aire de objetividad les ayuda a funcionar mejor y no impiden de ningún modo que una persona experimenta la "felicidad" prometida en su Parte de la Fortuna. Estos planetas simbolizan las formas en que un individuo participa en el mundo a través de una conciencia impersonal. De este modo, le muestran de qué manera es exactamente igual que cualquier otro, más que apuntar hacia la unicidad que uno tiende a querer encontrar en uno mismo como una estructura de identidad del propio ego. Aunque estos planetas no tienen que funcionar a nivel personal, el individuo puede ver a través de ellos las formas en que es parte del flujo de las experiencias de la vida comunes a todo el mundo. Y, a un nivel personal, eso le otorgue el sentido de pertenencia del que de otro modo no seria consciente.
Conjunciones con la Parte de la Fortuna
Los planetas que forman Conjunciones con la Parte de la Fortuna ayudan al individuo a conseguir su mayor felicidad si aprende a usarlos y dejarlos operar de forma positiva. Dirige sus energías a lo largo del camino hacia la felicidad de modo que no puede ayudar sino a encontrarla. Esencialmente, añade capacidad de concentración, a fin de que no se desvíe del lugar hacia donde se dirige. Al mismo tiempo, estos planetas forman Oposición con la parte de la conciencia impersonal, así evitan que la persona se vuelva demasiado impersonal. Eso actuaría a modo de distracción de su realidad personal. Además, la naturaleza de cualquier planeta que forme Conjunción ayuda a definir con más claridad qué es exactamente lo que aportará felicidad a una persona. Incluso los planetas difíciles pueden aportar felicidad. Muchas personas experimentan una gran "alegría" combatiendo, quíteles las razones que tienen para combatir o luchar y se volverán sumamente desgraciados. Mucha gente obtiene una gran felicidad haciendo que la vida parezca difícil. Trata de hacerle la vida más fácil y no será feliz. Así, un estado de "felicidad" no debe imaginarse necesariamente como el sentido de bienaventuranza que uno pueda pensar. Lo que tiene que ser es la capacidad de satisfacer lo que cualquier persona define como aquello que le hace realmente feliz.
Ningún aspecto con la Parte de la Fortuna
Es bastante frecuente no encontrar ningún aspecto con la Parte de la Fortuna. En estos casos, es interesante estudiar el planeta más cercano a ella. A menudo proporciona una pista sobre cómo trata el individuo de lograr su sentido de "felicidad", es decir, los medios que utiliza para conseguir sus fines. Tanto si esos medios le resultan fáciles o difíciles, como si en realidad le ayudan a conseguir su Parte de la Fortuna o le alejan de ella, están determinados por otros aspectos que este "planeta más cercano" recibe en el Mapa Natal.
Martin Schulman "La Parte de la Fortuna".
Martin Schulman "La Parte de la Fortuna".